La degeneración macular es una enfermedad ocular que afecta a la mácula, la parte de la retina que permite ver con claridad los detalles finos, como leer y reconocer los rostros. Cuando la mácula comienza a deteriorarse, la visión central puede volverse borrosa o distorsionada. Existen dos tipos de degeneración macular: la degeneración macular seca y la degeneración macular húmeda.
La degeneración macular se debe en gran medida al envejecimiento, pero también puede estar relacionada con otros factores, como la genética, el tabaquismo y la exposición a la luz solar. La degeneración macular húmeda también puede estar relacionada con problemas de salud subyacentes, como la presión arterial alta o la diabetes.
Los síntomas de la degeneración macular incluyen la pérdida de la visión central, la distorsión de las líneas rectas y la dificultad para ver los detalles finos. Las personas con degeneración macular también pueden experimentar manchas oscuras o vacíos en su visión.
Actualmente, no existe una cura para la degeneración macular, pero hay tratamientos disponibles que pueden ayudar a ralentizar su progreso y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. Las terapias médicas para la degeneración macular incluyen inyecciones en el ojo de fármacos que pueden reducir la inflamación y la formación de vasos sanguíneos anormales. En algunos casos, la cirugía puede ser una opción para tratar la degeneración macular húmeda.
Un procedimiento llamado vitrectomía puede ayudar a reducir la tracción que los vasos sanguíneos anormales ejercen sobre la retina y permitir una mejor circulación sanguínea en la zona afectada.
Si bien no hay una forma garantizada de prevenir la degeneración macular, hay algunas medidas que las personas pueden tomar para reducir su riesgo de desarrollar la enfermedad. Evitar fumar, llevar una dieta saludable y equilibrada, proteger los ojos de la exposición a la luz solar y someterse a exámenes regulares de la vista ayudan a prevenir la degeneración macular.
