El presidente Donald Trump ha mantenido una postura de abierta hostilidad hacia la Unión Europea durante mucho tiempo, a menudo animado por las diferencias comerciales y políticas entre ambas potencias. En un desarrollo reciente, durante su segundo mandato, Trump ha encontrado un nuevo motivo de desdén hacia la UE: su percepción de que representa un estandarte de valores liberales “woke” que, según él, coartan la libertad de expresión y distorsionan el proceso electoral. Esta animosidad no solo deriva de cuestiones comerciales o legislativas, sino también de la resistencia europea contra valores conservadores promovidos por Trump, especialmente en temas como el aborto, los derechos de las personas transgénero y la diversidad, equidad e inclusión.
En un intento por contrarrestar la influencia liberal de la UE, que muchos en el movimiento MAGA ven como aliada de los demócratas en la guerra cultural estadounidense, Trump ha buscado el apoyo de partidos políticos de extrema derecha en Europa. Esta red de aliados potenciales, que ha cobrado mayor presencia en el Parlamento Europeo tras las recientes elecciones, ofrece una oportunidad para que Trump y sus seguidores avancen en su lucha contra los valores liberales en el continente.
Sin embargo, la campaña de Trump enfrenta varios obstáculos. Por un lado, los aranceles impuestos por Estados Unidos bajo su administración amenazan con alienar a los mismos grupos que podrían apoyar sus causas políticas en Europa. Por otro lado, la impopularidad creciente de Trump en Europa complica las alianzas con partidos de extrema derecha en el continente, que aunque comparten enemigos comunes, a menudo son críticos de la política exterior estadounidense.
La estrategia de Trump se apoya fuertemente en la configuración de una coalición de partidos políticos de derecha en Europa, denominada «Patriotas por Europa». Esta alianza busca reformar la UE desde dentro, promoviendo la soberanía nacional y desafiando las políticas liberales que han caracterizado a la Unión. La colaboración entre el movimiento MAGA y estos partidos de extrema derecha refleja una convergencia en la agenda política, aunque no está exenta de desafíos.
La reconfiguración de la política europea en línea con una visión más conservadora y nacionalista representa un eje clave en la estrategia de Trump. No obstante, la diversidad de opiniones dentro de la extrema derecha europea, sumado a la impopularidad de Trump, podría debilitar esta alianza transatlántica antes de que se consolide plenamente.
Frente a esta ofensiva, los liberales en Europa se enfrentan a un desafío crucial: deben consolidar una respuesta efectiva que defienda los valores de unidad, integración supranacional y una visión liberal de la UE. La batalla entre estos frentes antagonistas no solo se juega en el terreno político y comercial, sino también en la esfera de los valores y principios que definirán el futuro de Europa y su lugar en el mundo. La resistencia al antiliberalismo en Europa se perfila no solo como una defensa de la UE, sino también de un orden basado en reglas y valores compartidos que ha sostenido la paz y la cooperación en el continente durante décadas.