En la ceremonia reciente de los premios de Arquitectura y Urbanismo del COACM celebrada en Cuenca, el Teatro Circo de Albacete se alzó con el prestigioso premio a la Permanencia en la categoría de ‘Rehabilitación’, un reconocimiento que celebra la conservación y relevancia de edificaciones con más de dos décadas de existencia. Este logro fue posible gracias al trabajo de los arquitectos Juan Caballero, Emilio Sánchez y Carlos Campos. Durante la entrega del premio, Eliseo Quejico, director territorial de Cuenca de Globalcaja, destacó la perseverancia y dedicación de Juan Caballero, quien reafirmó su firme compromiso con la propuesta de que la UNESCO declare este singular edificio como Patrimonio Mundial.
De hecho, la candidatura del Teatro Circo de Albacete para ser reconocido por la UNESCO fue presentada oficialmente en un acto cultural llevado a cabo por la Asociación Nacional de Amigos de los Teatros Históricos de España (AMIThE) en el Teatro Muñoz Seca de Madrid en noviembre de 2023. El objetivo de esta iniciativa es preservar una tipología arquitectónica que, durante los siglos XIX y principios del XX, revolucionó la forma en que se presentamos las artes escénicas y que experimentó un gran auge en toda Europa.
El Teatro Circo de Albacete se erige como un notable ejemplo de arquitectura híbrida, una fusión de teatro y circo que surgió en el siglo XIX en Francia con una notable expansión en España. Con el tiempo, muchos de estos teatros-circo han desaparecido, amenazados por la llegada del cinematógrafo. Sin embargo, el Teatro Circo de Albacete ha logrado sobrevivir gracias a su versatilidad, que le ha permitido no solo acoger una diversidad de espectáculos, sino también adaptar su estructura arquitectónica a las necesidades cambiantes de cada era.
En España, bajo la influencia francesa, esta tipología arquitectónica fue adoptada con variaciones locales durante finales del siglo XIX y principios del XX. Según el estudio de Josefina González Cubero de la Universidad de Valladolid, habría existido hasta 60 de estos edificios en toda la península ibérica, de los cuales solo cinco siguen en pie. Es importante resaltar que el Teatro Circo de Albacete es el único que todavía conserva su estructura original de doble uso, alternando entre el teatro y el circo.
A partir de los años 80, el resurgimiento del circo en un formato más sostenible ha permitido al Teatro-Circo de Albacete mantener una programación continua que integra las artes circenses con el teatro, en un claro reflejo del espíritu original con el que fue concebido.
El origen del Teatro Circo de Albacete se remonta a 1887, cuando un grupo de ciudadanos formó la Sociedad del Teatro-Circo para impulsar su construcción. Inicialmente ubicado entre la estación ferroviaria y el centro urbano de Albacete, el teatro ha experimentado múltiples transformaciones a lo largo de los años para adaptarse a las cambiantes demandas culturales y tecnológicas, desde preservar la rica tradición circense hasta albergar proyecciones cinematográficas.
Durante la Guerra Civil española, partes del teatro fueron gravemente dañadas, requiriendo importantes restauraciones y adaptaciones a lo largo del siglo XX. Sin embargo, no fue hasta 2002 que se llevó a cabo una rehabilitación integral, gracias a un concurso de ideas promovido por el Ayuntamiento de Albacete en respuesta a la creciente presión ciudadana y la convicción de proteger este valioso legado cultural.
La restauración, a cargo de Caballero, Sánchez y Campos, se centró en recuperar la esencia histórica y arquitectónica original del teatro. Se buscó un equilibrio entre la funcionalidad moderna y el respeto por el diseño neomudéjar original, con un enfoque particular en mejorar las condiciones acústicas y visuales de la sala. Esta intervención ha permitido que el teatro continúe siendo un espacio cultural dinámico y multifuncional, garantizando así su relevancia en el siglo XXI.
La recuperación del Teatro Circo de Albacete es un testimonio del valor de preservar y adaptar patrimonios históricos para que continúen enriqueciéndose con el tiempo, manteniendo viva la memoria y el legado cultural para futuras generaciones. La declaración como Patrimonio Mundial por la UNESCO sería un paso significativo para asegurar la protección y reconocimiento internacional de este emblemático edificio.