La sequía está generando un impacto cada vez mayor en el sector agroalimentario, y en un contexto regulatorio en Europa que es decisivo para el futuro de la agricultura en el país, expertos en diferentes áreas del agro y del clima debaten sobre los principales desafíos a los que se enfrenta el campo con una mirada al año 2030. En un momento de inestabilidad para el sector, marcado por una actualidad frenética, coincidiendo además con la reciente propuesta de la Comisión Europea que aborda temas clave para el futuro del sector como la regulación de las nuevas técnicas de edición genómica y el cuidado del suelo.
Uno de los mayores retos climáticos a los que se enfrenta el campo español es la falta de agua. En los últimos dos años, ha habido un problema extremo de escasez de agua, exacerbado por el consumo desenfrenado de combustibles fósiles que está cambiando la circulación de la atmósfera, lo que resulta en períodos prolongados de altas temperaturas y sequías más frecuentes. Estas condiciones son extremadamente desfavorables para un sector tan vulnerable como la agricultura, especialmente en España debido a su ubicación geográfica.
Desde ASAJA se destaca la importancia de tomar decisiones basadas en la ciencia por parte de los organismos reguladores. Han sido firmes en contra de la polémica sobre el uso de fitosanitarios y han impulsado la Ley de Restauración de la Naturaleza. Sin embargo, también reconocen que los problemas son diferentes en el norte y en el sur del país, con más insectos en el sur, por lo que es necesario adaptar las regulaciones a las condiciones específicas de cada zona.
En relación con la propuesta de la Comisión Europea sobre la regulación de las técnicas de edición genómica, se destaca la importancia de estas herramientas para desarrollar variedades de cultivos que puedan adaptarse rápidamente a las nuevas realidades climáticas. Contar con técnicas de edición genética reguladas permitiría cambiar la perspectiva y enfrentar el desafío del cambio climático de manera más efectiva.
A su vez, se resalta la importancia de tener suelos saludables en la Unión Europea para el año 2050. El suelo es el origen de cualquier producción agrícola y es fundamental cuidarlo, proporcionarle los nutrientes y el agua necesarios, y potenciar el bioma para maximizar la productividad y minimizar el impacto. Desde Corteva Agriscience se enfatiza que es necesario que el agricultor europeo tenga acceso a las mismas herramientas que ya están disponibles en otras partes del mundo.
En cuanto a la forma en que los agricultores enfrentan este contexto complejo, se destaca la incertidumbre del clima cambiante y extremo, la complejidad de la aplicación de la nueva Política Agrícola Común en Europa y la nueva normativa que deben cumplir los agricultores, así como la ambigüedad de la sociedad urbana frente a la realidad del campo. Además, se menciona la complejidad y volatilidad de los precios de los alimentos básicos, que se han duplicado en los últimos 18 meses.
La tecnología desempeña un papel clave para optimizar el uso de insumos en el campo. Las tecnologías digitales y el análisis de datos son herramientas fundamentales para optimizar los recursos y ser más eficientes. Es esencial comprender el papel de la tecnología en el contexto de los cambios climáticos y regulatorios actuales.
En cuanto a las demandas del consumidor actual, se destaca el crecimiento de la población mundial, que se estima aumentará casi 2000 millones de personas en los próximos 30 años. Ante este crecimiento y el cambio climático, es necesario encontrar soluciones que ayuden al agricultor a enfrentar todos los desafíos y generen un impacto positivo en la sociedad.
La ética y la transparencia son tendencias importantes en el sector agroalimentario. Es necesario divulgar lo que hay detrás de cada producción, desde la regulación agraria hasta los estándares de seguridad alimentaria. También se destaca la importancia de la comunicación y la dignificación del sector agroalimentario para atraer a las nuevas generaciones y lograr el relevo generacional necesario.
En resumen, el sector agroalimentario se enfrenta a múltiples desafíos, como la sequía, los cambios climáticos, la regulación de las técnicas de edición genómica y el cuidado del suelo. Es fundamental tomar decisiones basadas en la ciencia, contar con tecnologías innovadoras y fomentar la ética y la transparencia en el sector para hacer frente a estos desafíos y garantizar un futuro sostenible para la agricultura.