Una década ha transcurrido desde el crimen que conmocionó a la comunidad gallega y reverberó en toda España, el caso de Asunta Basterra. Mientras el tiempo avanza, el misterio y la tragedia siguen envolviendo este suceso, con preguntas persistentes y detalles que aún resuenan en el colectivo social. La historia de Asunta, la niña de origen chino adoptada por un matrimonio de la alta sociedad gallega, ha vuelto a cobrar actualidad con la reciente serie de Netflix protagonizada por Candela Peña y Tristán Ulloa, que explora los contornos más oscuros de este acontecimiento.
Asunta Basterra Porto, abandonada en un orfanato en la ciudad china de Yongzhou, fue adoptada por Rosario Porto y Alfonso Basterra cuando tenía apenas nueve meses de edad. Convertida en la primera niña de origen chino adoptada en Galicia, su vida parecía encaminada hacia una existencia de privilegios y oportunidades. Sin embargo, el 21 de septiembre de 2013, sus padres reportaron su desaparición, desencadenando una serie de eventos que culminarían en el hallazgo de su cuerpo, y posteriormente, en su trágica muerte. A pesar de su aparente preocupación inicial, las evidencias acumuladas señalaron a Rosario Porto y Alfonso Basterra como responsables directos del asesinato de su hija, un crimen que el juez describió como «premeditado y ejecutado de forma gradual».
Más allá del crimen en sí, la serie de Netflix también arroja luz sobre aspectos menos conocidos del caso, como el motivo que llevó a la pareja a adoptar a Asunta. Rosario Porto sufría de lupus eritematoso sistemático, una enfermedad crónica que, si bien no la hacía infértil, reducía sus posibilidades de concebir naturalmente debido al impacto del tratamiento en su reserva ovárica. Aun cuando los médicos le advirtieron de los riesgos para su salud que implicaría un embarazo, el deseo de ser padres y la ilusión de los abuelos impulsaron la decisión de adoptar.
Sin embargo, lo que inicialmente se celebró como una feliz inclusión en la familia, desembocó en un final trágico que aún plantea preguntas. Además, otro aspecto intrigante es el reparto de la herencia millonaria de Rosario Porto, una cuestión que, al parecer, la producción de Netflix eligió no explorar en profundidad. La herencia, junto con las circunstancias que envuelven la adoptación de Asunta y los motivos detrás de su muerte, continúan siendo foco de especulación y análisis.
A medida que la serie reabre el diálogo sobre el caso, el público se enfrenta nuevamente a la complejidad de este crimen, su impacto en la sociedad y las incógnitas que perduran. Mientras tanto, la figura de Asunta Basterra sigue emergiendo, recordándonos las sombras que pueden ocultarse detrás de las fachadas de normalidad y la importancia de seguir buscando respuestas en busca de justicia.