El Festival de Almagro recupera este año la sección internacional con Portugal como País Invitado a la 44 edición. Elección basada en su aporte patrimonial y su importancia durante los siglos XVI y XVII, en todos los aspectos, pero con atención especial a su cultura literaria y teatral. Portugal se encargará de acercarnos una muestra de su historia y corpus cultural a través del talento artístico contemporáneo. La mirada sobre el patrimonio común hispano luso sin duda un hito para esta nueva edición del Festival.
Entre las diferentes propuestas que llegan de Portugal, el Teatro Nacional Sâo Joâo estrenará en España Castro. Cativo é, quem de si se vence. Se podrá disfrutar de esta producción el 7 de julio a las 20.00 horas en AUREA. Escrito por António Ferreira, Castro es un texto renacentista portugués, uno de los grandes textos del origen del teatro ibérico. En esta ocasión, está escenificado por Nuno Cardoso, director del Teatro Nacional Sâo Joâo, una de las compañías teatrales más importantes de Portugal. La producción llega a Almagro después de una exitosa gira por Portugal.
La obra combina perfectamente el espíritu del festival de sumar el patrimonio, la tradición literaria de dicho texto, y la vigencia contemporánea y el empuje de los nuevos creadores portugueses. Castro cuenta la historia de los amores de Inés de Castro y el Rey Pedro de Portugal, que se casaron de forma clandestina. La corte intentó casar al príncipe Don Pedro con la princesa Blanca de Navarra por intereses políticos. Finalmente, toda la presión desembocó en el asesinato de Inés de Castro y, en un ataque de locura, el príncipe decidió coronar a Inés de Castro como reina una vez muerta. Basada en un hecho real, es una leyenda que trasciende al día de hoy como una de las grandes historias de amor portuguesas.
Nuno Cardoso sobre Castro. Cativo é, quem de si se vence
Con Castro (1598), del poeta António Ferreira, Nuno Cardoso se instala por primera vez en el territorio de un canon de dramaturgia portuguesa, pionero de la tragedia clásica en Portugal. Y quiere habitar esta ficción literaria, ofreciéndole una lectura particular del drama histórico/leyenda/mito de los amores de Pedro y de Inés, para darle «ver con otros ojos», revelando a ella la modernidad y densidad intrínseca, velada por la poesía del lenguaje y por la elocución. Un inmenso escenario-casa-país, una especie de maqueta gigante de los espacios de acción, célula familiar primordial y claustrofóbica, nos pone en la cara de la intimidad concreta de los personajes que se revelan cautivos y su irreductibilidad.
En Castro, como en La muerte de Danton, la cuestión de la utopía (del amor, como de la revolución) es crucial. Es su negro de adentro hacia fuera lo que está expuesto: el amor / deseo y el poder como vicio y el caos, como prerrogativa, impunidad y arrogancia, como ceguera que «oscurece de esa luz antigua el rayo claro». Y mientras este oscurecimiento nublaba la decisión y se replicaba, tiñendo el tejido familiar con sangre y venganza, en un peculiar desplazamiento del centro de Castro de Inés, y la razón del estado como ficción y moral, para Pedro, en su relación especular con su padre, Alfonso IV. « ¿Qué estrella era tan oscura?».