El Espacio Joven acoge la creatividad y la imaginación de las monitoras del Plan de empleo

En el Espacio Joven, y dentro del proyecto “Actividades educativas de Ocio, Tiempo Libre y Promoción cultural para niños y adolescentes” del Plan de Empleo 2018 trabajan seis mujeres cargadas de creatividad e imaginación, cualidades fundamentales cuando tienes que planificar y desarrollar actividades para niños y jóvenes. Tienen enfrente un público exigente, con el que hay que conectar y al que hay que conocer bien y saber motivar.

En el Espacio Joven, y dentro del proyecto “Actividades educativas de Ocio, Tiempo Libre y Promoción cultural para niños y adolescentes” del Plan de Empleo 2018 trabajan seis mujeres cargadas de creatividad e imaginación, cualidades fundamentales cuando tienes que planificar y desarrollar actividades para niños y jóvenes. Tienen enfrente un público exigente, con el que hay que conectar y al que hay que conocer bien y saber motivar.

Ellas fueron las encargadas de crear el Campamento Urbano en el que participaron 45 niños de entre 7 y 13 años. La propuesta de este año, pensada y desarrollada por estas trabajadoras llegadas a este servicio municipal desde el Plan de Empleo 2018, ha sido una especie de “Cluedo”: en un circo se produce un asesinato y los chicos tienen que investigar y descubrir quién había sido el culpable de entre todos los artistas.

Elena Notario, jefa de servicio de Juventud de Ayuntamiento de Ciudad Real, valora enormemente el trabajo que están realizando desde que se incorporaron a sus puestos el pasado 2 de julio. “Son personas con unos currículos muy buenos, muy adaptados al perfil que necesitábamos. Su labor es un refuerzo imprescindible para nosotros porque en julio y agosto tenemos multitud de actividades con los talleres o el campamento urbano y después empezamos el trabajo con los adolescentes y la preparación de Jugarama”, explica.

Los trabajadores que llegan del Plan de Empleo son personas muy diversas, en edad, en formación e incluso en interés y motivación, según indica Notario, por eso asegura que han sido “muy afortunados” con la llegada de este grupo a la concejalía. “Es un equipo perfecto. No podemos pedir más. Además de su capacidad de trabajo, son conscientes de la responsabilidad que supone trabajar con niños y adolescentes, a los que hay que atender, comprender y motivar”, añade.

Mónica Marín Ruiz tiene 36 años, la carrera de Arquitectura y dos másters. Pertenece justo a esa generación de jóvenes a la que la crisis truncó sus sueños y su futuro. “Apenas he trabajado en mi sector y he tenido que reconvertirme para abrirme camino por otros lugares”, dice. Se formó en Ocio y Tiempo Libre y gracias a ello en 2014 trabajó en la organización de Jugarama. Pero desde entonces ha estado en paro. “Volver a decir que tengo trabajo, que tengo algo que hacer a diario, y además con los niños que es algo que me apasiona, es muy importante para mí. Aquí te valoran, te tratan muy bien, el equipo es fantástico… y seis meses es poco pero es el periodo más largo de trabajo que he tenido”.

Para Mónica “que te conozcan, que vean cómo trabajas y dar el 100% de ti para mostrar tu valía es lo mejor que te puedes llevar de esta experiencia”. El salario también, incluso más a nivel psicológico que económico: “Llega un momento que te sientes una carga, te frustras mucho. A veces he tenido que tirar de la pensión de mi madre y eso algo que llevo muy mal”.

Por dificultades económicas ha pasado también Sara Gómez, otra de las integrantes de este grupo de trabajadoras del Plan de empleo. Con 41 años, separada y con un niño, su último trabajo ha sido de tres meses en un centro de actividades infantiles, pero antes de eso pasó un periodo de tres años de desempleo: “He estado muy mal. A nivel económico fatal sin ningún ingreso y a nivel emocional es muy duro el paro porque entras en una dinámica muy negativa de apatía, de desidia, de desánimo”.

Asegura que la oportunidad del plan de empleo la va a aprovechar al máximo y que, de momento, no quiere pensar con ansiedad en el mañana. Pero sí reflexiona: “Seis meses de trabajo hoy en día es casi un privilegio pero mi situación es complicada… mujer, con mi edad, con un hijo, con la dificultad de conciliar, que parece que ya no tienes hueco en ningún sitio… Me gustaría que las políticas fuesen más hacia la inserción laboral”.

Durante este periodo lleva las riendas del “Toma mi tiempo”, el programa de voluntariado juvenil de la concejalía. Esto le permite estar en contacto directo con jóvenes y adolescentes que es lo que más le llena: “Los jóvenes son el futuro del mundo y hay que escucharlos más. Hoy, cuando todo va tan rápido, es muy importante pararse a escuchar a los jóvenes, ver qué les pasa, qué les gusta, qué inquietudes tienen, qué miedos. En general se ha visto el trabajo con jóvenes desde una perspectiva de ocio y creo que hay que ir más allá y no perder la perspectiva social”.

Mari Ángeles Herrera es su compañera en el “Toma mi tiempo” y coincide con ella en los planteamientos del trabajo con los jóvenes: “Tienen mucho que decir y, concretamente estos chavales, que están aquí de voluntarios, son especiales. Que un adolescente dé su tiempo a los demás es muy valioso, dice mucho de ellos. El trabajo a su lado es muy gratificante y te rejuvenece”. Esta graduada en Derecho, de 46 años, que ha tenido una vida laboral intensa a caballo entre la sanidad –ha sido administrativa y celadora en varios centros sanitarios- y el mundo de los niños – monitora de actividades-, reconoce lo que está disfrutando desde que comenzó a trabajar, ya que puede dar rienda suelta a su imaginación. “Qué poco la utilizamos los adultos en la vida diaria. Lo tenemos todo tan pautado y programado, estamos tan instalados en nuestras zonas de confort, que matamos la imaginación y la creatividad. Aquí sale todo eso. Me lo paso pipa. ¿Quién puede decir que se disfraza en su trabajo, por ejemplo? Nosotras. Y eso es fantástico”, dice.

La inestabilidad, la movilidad y la precariedad han sido una constante en la vida laboral de Mari Ángeles. Afirma que, aunque no es lo deseable, se ha acostumbrado a trabajar de esa manera. “Tienes que adaptarte porque si no caes en la depresión. Para mí no es resignación sino aceptación. Si aceptamos no nos resistimos y somos un poco más felices. Y el trabajo es vital, el ser humano lo necesita para sentirse bien, útil”.

Dice que vive el momento, centrada en lo que está haciendo ahora, aprendiendo y preparándose para lo que venga: “Por eso considero que el plan de empleo es una oportunidad para colocarse psicológicamente, para rearmarse. No es aceptación de un futuro incierto, es una oportunidad para muchas cosas”.

 

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