El envejecimiento de la población en España continúa su tendencia alcista, incrementando la representación de las personas sénior en el total de la población activa. En 2024, se contabilizan 137 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16, un índice del 137% que no deja de crecer. Este fenómeno se ve impulsado por indicadores de esperanza de vida en ascenso y una tasa de natalidad en declive, avanzando hacia lo que se denomina un invierno demográfico.
El envejecimiento de la población repercute directamente en la fuerza laboral, cuya media de edad es cada vez mayor. Actualmente, la representación de los sénior (mayores de 55 años) en la población en edad de trabajar ha incrementado significativamente, alcanzando el 21% frente al 13,6% de hace una década y el 10% de hace veinte años.
En 2024, por primera vez, el número de personas activas mayores de 55 años supera los 5 millones (5.089.500) en España, un 4,6% más que en 2023 (4.865.800). Si se comparan las cifras de hoy con las de hace diez años, el aumento es del 63% (3.114.300 en 2014) y del 146% respecto a dos décadas atrás (2.071.900 en 2004). Sin embargo, los sénior siguen enfrentando grandes prejuicios y estereotipos en el mercado laboral, lo que puede conducirlos a la inactividad, el desempleo de larga duración, jubilaciones forzosas y anticipadas, o un mayor riesgo de exclusión y pobreza. Esta situación es paradójica, considerando que la edad de jubilación tiende a aumentar, y que la contribución sénior es crucial para la competitividad del país.
En cuanto a la distribución regional, Castilla y León (25,8%), Asturias (24,3%), y Cantabria (23,4%) son las comunidades autónomas con una fuerza laboral más envejecida. En contraste, Baleares (18,3%), Murcia (19,1%), y Andalucía (19,6%) presentan las proporciones más bajas, aunque todas las regiones muestran un aumento en la proporción de la fuerza laboral sénior, que rozan el 20% en la mayoría de los casos.
Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, destaca que “el proceso de envejecimiento ha cogido velocidad de crucero en España y tiene un gran impacto en el mercado de trabajo. La fuerza laboral es cada vez más sénior y es urgente desterrar los prejuicios que dificultan el acceso al empleo de las personas más veteranas”. Mesonero también subraya la importancia de invertir en la cualificación de la ciudadanía como política clave para el país, permitiendo que personas que tradicionalmente han estado inactivas, como aquellas con discapacidad o mujeres que han dedicado su vida a la familia, puedan incorporarse al mercado laboral.
Asimismo, existe un desajuste entre la formación de los trabajadores y los requisitos de las empresas, lo que exacerba la tasa de desempleo mientras las empresas no logran cubrir sus vacantes. Este desajuste estructural debe ser abordado mediante políticas activas de empleo. Además, será crucial enfrentar el reto de la diversidad cultural, teniendo en cuenta el potencial de la fuerza laboral extranjera para paliar el decrecimiento de la población activa nativa.
Las empresas también tienen el desafío de construir culturas corporativas “age friendly”. La Fundación Adecco ofrece algunas claves para lograr esto en su artículo: 7 claves para una cultura empresarial age-friendly.
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