El debate mensual del faro de la economía social de FECOMA, celebrado en La Casa Encendida en marzo, se centró en el tema del cohousing o viviendas colaborativas, una opción cada vez más popular ante el envejecimiento de la población. En 2050, la población española será una de las más envejecidas del mundo, lo que ha llevado a las personas mayores a buscar formas de envejecimiento activo, viviendo en comunidades colaborativas donde pueden decidir democráticamente cómo quieren vivir. El cohousing es un modelo en el que el grupo de personas decide todo de manera democrática, desde el diseño de la vivienda hasta los horarios y servicios prestados desde la comunidad. La fórmula jurídica mayoritaria para definir esta forma de vida es la cooperativa. La Comunidad de Madrid ha sido pionera en regular el cohousing como centro de servicios sociales, apoyando económicamente estas iniciativas para hacer frente a la soledad no deseada que experimentan muchos mayores. El cohousing evita la soledad no deseada y facilita la búsqueda de cuidados, pero supone un proyecto complejo que requiere de una gran inversión y no es para todas las personas. Es necesario tener un espíritu colaborativo, en el que la solidaridad y la democracia son esenciales. El cohousing también puede ser intergeneracional, y la cercanía de gente joven a los mayores puede ser beneficiosa para ambos.
