En la ciudad de Barcelona, una imprudente maniobra de fumigación terminó con 20 personas intoxicadas y un conocido restaurante de comida japonesa clausurado. Todo se debió a la decisión del propietario del local, quien sin contar con la formación adecuada ni los permisos necesarios, decidió aplicar un producto biocida para tratar de controlar una plaga. Su desconocimiento sobre las dosis adecuadas y los protocolos de seguridad necesarios resultó en un incidente que expuso gravemente tanto la salud pública como la del medio ambiente.
El director general de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA), Jorge Galván, advirtió sobre los riesgos que conlleva el uso de productos químicos por parte de personas no calificadas. «El uso de productos biocidas para gestionar organismos nocivos sin la formación ni los certificados profesionales necesarios es un riesgo que puede tener nefastas consecuencias, además de económicas, por encima de todo, y lo más importante, sobre la salud de las personas y el medio ambiente», sostuvo.
Este caso no solo resalta la temeridad de quienes creen que pueden manejar plagas por sus medios, sino también la falta de escrutinio al emplear químicos no autorizados en la Unión Europea. El producto utilizado en el restaurante de Barcelona no tenía registro para uso en España, aumentando aún más la gravedad de la situación.
ANECPLA hace hincapié en la importancia de contactar a empresas inscritas en el Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Biocidas (ROESB) ante cualquier problema de plagas. Estas empresas cuentan con técnicos capacitados y con los conocimientos específicos necesarios para tratar cada caso con la técnica y el tratamiento adecuados. Cuando es absolutamente necesario el uso de biocidas, estos profesionales garantizan que se empleen en las dosis adecuadas, minimizando así los riesgos para la salud pública y ambiental.
Jorge Galván también señaló un problema creciente: «mientras que la legislación europea cada vez más restringe el uso de biocidas para los técnicos de Sanidad Ambiental, hay quienes ignoran estas normativas y, sin ningún conocimiento, utilizan productos no autorizados en dosis inadecuadas». La situación refleja la urgente necesidad de reformar la normativa actual del sector, que se encuentra en revisión. Galván argumenta que es esencial que la nueva regulación asegure la gestión de organismos nocivos basándose en la competencia acreditada, garantizando así la salud pública.
Este incidente sirve de advertencia sobre las serias implicaciones de la falta de profesionalismo en el tratamiento de plagas y reafirma el llamado hacia una gestión responsable en el uso de biocidas.