El activista saharaui se salva de última hora de ser expulsado a Marruecos por decisión del Ministerio del Interior

En un giro inesperado de acontecimientos, Youssef El Mahmoudi, un joven saharaui de 24 años de El Aaiún, halló su libertad contra todo pronóstico después de pasar dos semanas en una situación precaria en el aeropuerto de Loiu, Bilbao. La noche del sábado marcó un hito para él al lograr finalmente encontrarse con activistas y simpatizantes fuera de las confines de la sala de inadmitidos, tras estar al borde de ser expulsado a Marruecos.

La decisión de expulsar a El Mahmoudi a Marrakech el viernes por la tarde tomó un giro inesperado cuando el comandante del vuelo programado de Air Arabia se negó a llevar al pasajero por razones de seguridad. Este acontecimiento precedió una autorización de última hora, dictada por el Juzgado de Guardia, que frenó su expulsión y permitió que El Mahmoudi abandonara el aeropuerto, donde con emociones a flor de piel posó con la bandera del Sáhara Occidental junto a los que le habían esperado.

La situación de El Mahmoudi toma relevancia en un contexto más amplio de preocupación sobre los derechos humanos de los activistas saharauis. A pesar de que la Audiencia Nacional descartó un «riesgo grave, inminente y actual para la vida o integridad física del demandante», la realidad de cerca de 40 activistas saharauis en prisiones marroquíes sugiere lo contrario.

Las ONG vascas, bajo el liderazgo de Javier Galparsoro desde Zahar-Errefuxiatuekin, junto a la intervención destacada de la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, del partido Sumar, han jugado un papel crucial en el caso de El Mahmoudi al solicitar al Ministerio del Interior reconsiderar su expulsión. La ministra Rego, en una carta difundida a través de las redes sociales, enfatizó el «sólido y acreditado historial de persecución» del joven debido a su activismo. Este caso nos recuerda la urgente necesidad de revisar las políticas de protección para aquellos en situación de vulnerabilidad, como lo indica el lamentable precedente de Hussein Bachir Amadour, quien fue expulsado en enero de 2019 y posteriormente condenado a 12 años de prisión por un tribunal de Marrakech.

Además, el caso se suma a otros sucesos de deportaciones controversiales llevadas a cabo bajo el mandato del ministerio dirigido por Fernando Grande-Marlaska, incluidos los de dos militares argelinos exiliados en España, quienes habían denunciado la corrupción del ejército argelino y fueron expulsados sin que Argel solicitara su extradición.

La suerte de Youssef El Mahmoudi culminó con un respiro de alivio y celebración pero subraya la complejidad y la urgencia de abordar el trato a los solicitantes de asilo y activistas en riesgo, convirtiéndose en un testimonio de la tenacidad humana frente a los desafíos de la burocracia y la injusticia política.

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