Aquel primer verano no es un libro para los débiles de corazón, ni para aquellos que se ofenden fácilmente o prefieren ver la vida a través de lentes color de rosa. Siguiendo la máxima de Chesterton de que "al entrar en la iglesia uno se quite el sombrero, pero no el cerebro", esta obra presenta verdades incómodas basadas en una experiencia alemana de 30 años. Es suficiente para "levantarse en la asamblea y tomar la palabra".
La autora aborda temas que conoce profundamente, aunque algunos lectores puedan sentirse incómodos y otros vean expuestas sus vergüenzas. El libro nos lleva desde las montañas hasta la gran ciudad y nos cuenta todo lo que ocurrió en estos escenarios. Los lectores conocerán a una diversa gama de personajes, desde aquellos con altas opiniones de sí mismos hasta gente humilde cuya única ambición es "transire per vitam bene faciendo" (pasar por la vida haciendo el bien). Además, se explorará la difícil tarea de criar una familia numerosa en un país cuyas directrices, empezadas a formular hace más de 50 años, resultan totalmente opuestas a este propósito. Aunque este fenómeno no es exclusivo de Alemania, ciertamente es representativo del país.
El libro también es una declaración de fe en Dios, una creencia que "los pusilánimes, los ofendiditos y los que quieren quedar bien a toda costa esconden vergonzantemente".
Los autores esperan que este libro provoque una reflexión interna en los lectores, especialmente en una época en la que la intimidad no solo se está reduciendo, sino que también se está vendiendo cada vez más barata.
Para aquellos interesados en adquirirlo, pueden encontrar el libro en formato papel en la siguiente dirección: https://librosderviche.com/producto/aquel-primer-verano
También disponible en formato Kindle: https://amzn.eu/d/iNMD6w2
Tags: adela schendel, aquel primer verano, libros, literatura, luis gonzalez