En los últimos tiempos, el término FOMO (fear of missing out) capturó la essencia de la ansiedad que muchos jóvenes sienten ante la posibilidad de perderse algo importante o emocionante. Sin embargo, ha surgido un concepto que parece contrarrestar esta tendencia: el JOMO (joy of missing out), o la alegría de perderse cosas. Esta nueva perspectiva destaca la importancia de disfrutar de la tranquilidad y el bienestar personal, alejándose de la constante necesidad de estar conectado.
Vivimos en una era donde la cantidad de contenido disponible en internet parece infinita. Desde videos y redes sociales hasta planes y actividades diversas, los jóvenes se encuentran constantemente bombardeados por información. Un estudio realizado por Qustodio, una plataforma líder en seguridad online y bienestar digital para familias, revela que los jóvenes destinan en promedio cuatro horas diarias al consumo de contenido en sus dispositivos personales.
Esta sobreexposición ha llevado a muchos a buscar un balance, optando por desconectar de las redes sociales y concentrarse en lo que verdaderamente desean hacer. El JOMO resalta la idea de enfocarse en el autocuidado y en actividades que generen felicidad personal, sin sentirse culpable por no participar en cada evento o actividad social disponible.
Sin embargo, la presión social ejercida a través de las tecnologías puede ser abrumadora. La necesidad de revisar el móvil cada vez que llega una notificación, o la dificultad para rechazar planes no deseados, son indicadores de una posible dependencia tecnológica. Ante esto, Qustodio propone varias recomendaciones para fomentar el JOMO:
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Desactivar las notificaciones: Reducir las distracciones y el estrés al no estar pendiente de cada mensaje o alerta.
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Utilizar filtros de contenido: Priorizar la información que realmente interesa puede disminuir la ansiedad por estar siempre informado.
- Limitar el tiempo en aplicaciones: Establecer límites de uso puede prevenir la adicción a las redes sociales y otros contenidos digitales.
Emily Lawrenson, gerente de comunicaciones de Qustodio, enfatiza que los jóvenes necesitan aprender a disfrutar de sus intereses sin sentirse obligados a participar en cada actividad social. Adoptar prácticas que promuevan el JOMO puede ser extremadamente beneficioso para aquellos que experimentan dependencia tecnológica.
En resumen, mientras la cultura del FOMO nos impulsa a estar siempre conectados y participar en todo, el JOMO nos invita a valorar los momentos de desconexión y centrarnos en aquellos aspectos de la vida que verdaderamente nos aportan felicidad y bienestar. En esta constante lucha por nuestro tiempo y atención, elegir conscientemente por qué y cómo dedicamos nuestro tiempo puede marcar la diferencia en nuestro estado emocional y físico.