Defensa del Hogar contra Termitas Aladas: Estrategias Anti-infestación en la Era del Cambio Climático en España

Con la llegada del buen tiempo, típico de la temporada de primavera, las termitas experimentan un notable incremento en su actividad, un fenómeno exacerbado aún más por los efectos del cambio climático y el calentamiento global. Estos factores han provocado un aumento en la presencia de termitas en ciudades y hogares, con estimaciones de la Universidad de Alcalá señalando que por cada incremento de 10 °C en la temperatura, la actividad de las termitas podría aumentar hasta 6,8 veces. Este comportamiento se ve especialmente en mayo, con las termitas aladas emergiendo para aparearse y establecer nuevas colonias, un proceso facilitado por las recientes lluvias y las agradables temperaturas.

Las termitas aladas, responsables de la fundación de nuevas colonias, son fácilmente confundibles con las hormigas aladas. Sin embargo, se pueden distinguir por dos características principales: la ausencia de cintura y el hecho de que sus cuatro alas son de igual tamaño, a diferencia de las hormigas cuyas alas varían en longitud. La evidencia de un enjambre de termitas aladas, como la presencia de muchas alas perdidas agrupadas, es una clara señal de infestación. Otros indicativos incluyen madera que suena hueca, rodapiés que se desprenden fácilmente, tarimas que ceden, y ventanas o puertas que ya no cierran correctamente, entre otros.

Ante una infestación, los métodos caseros de control de plagas frecuentemente resultan ineficaces contra las termitas, en particular contra las subterráneas, cuyos termiteros pueden ubicarse lejos del edificio afectado. La intervención de profesionales es esencial. Estos expertos, como los de Rentokil Initial, evaluarán la situación, identificarán los puntos de acceso de las termitas y las áreas afectadas, y aplicarán el tratamiento más adecuado. Los tratamientos basados en cebos han demostrado ser eficaces para erradicar una colonia con garantías de éxito. Es importante continuar los tratamientos durante un periodo para asegurar que no ocurran infestaciones secundarias.

Para minimizar el riesgo de infestación, es recomendable mantener los hogares bien ventilados y secos, especialmente en áreas como sótanos y buhardillas; realizar mantenimientos regulares para prevenir daños que puedan facilitar la entrada de humedad; revisar el exterior del hogar regularmente para mantenerlo libre de vegetación excesiva y comprobar la ausencia de túneles de barro; y evitar acumular leña o mantillo cerca de las paredes del hogar.

A medida que las condiciones climáticas continúan favoreciendo la proliferación de termitas, la prevención y el tratamiento temprano se vuelven cruciales para proteger los hogares contra estos destructivos insectos.

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