La reciente declaración conjunta entre Estados Unidos y Tailandia marca un paso significativo en la relación económica entre ambas naciones, proponiendo un marco para un Acuerdo de Comercio Recíproco que busca no solo fortalecer los lazos comerciales, sino también proporcionar a los exportadores de ambos países un acceso sin precedentes a sus respectivos mercados.
Este acuerdo no es un concepto nuevo, sino que se apoya en una larga trayectoria de cooperación económica, incluyendo el Tratado de Amistad y Relaciones Económicas firmado en 1966 y el Acuerdo sobre Comercio e Inversión que data de 2002. El objetivo, según se ha expresado, es crear un entorno más favorable para el comercio, eliminando barreras que actualmente limitan el intercambio de productos y servicios.
Uno de los puntos más destacados del marco es la eliminación de barreras arancelarias: Tailandia eliminará los aranceles sobre aproximadamente el 99% de los productos, facilitando la entrada de una amplia gama de bienes industriales y agrícolas producidos en Estados Unidos. Por su parte, Estados Unidos mantendrá ciertos aranceles en un 19% y establecerá productos específicos que podrán beneficiarse de aranceles nulos.
Además de los aranceles, el acuerdo busca abordar una variedad de barreras no tarifarias que han sido un obstáculo para el comercio bilateral. Entre las promesas de Tailandia se incluye la aceptación de vehículos manufacturados en Estados Unidos que cumplan con sus estándares de seguridad y emisiones, así como la implementación de regulaciones más claras en el ámbito de productos farmacéuticos y dispositivos médicos.
El compromiso de Tailandia también abarca áreas críticas como la protección de los derechos laborales y el respeto por los derechos ambientales. Las reformas que se planean incluyen la protección de derechos laborales de asociación y negociación colectiva, así como un enfoque más riguroso para prevenir el trabajo forzado y el trabajo infantil. Desde el punto de vista ambiental, Tailandia se compromete a endurecer sus leyes y prácticas para combatir el comercio ilegal de productos forestales y fomentar una economía más sostenible.
El comercio digital y la protección de la propiedad intelectual son otros dos aspectos en los que ambos países planean establecer compromisos claros. Tailandia se ha comprometido a no imponer impuestos sobre servicios digitales que puedan discriminar a los productos y servicios estadounidenses, lo que facilitaría un intercambio más fluido en este sector en crecimiento.
El acuerdo también contempla importantes compras comerciales entre empresas de ambos países, incluyendo transacciones en el sector agrícola valoradas en unos 2.6 mil millones de dólares al año, productos energéticos que alcanzan los 5.4 mil millones, y una notable adquisición de aeronaves estadounidenses por un total de 18.8 mil millones de dólares.
Con la mirada puesta en el futuro, Estados Unidos y Tailandia ahora se embarcan en la fase de negociación final del Acuerdo, que una vez firmado será un pilar fundamental en la renovación de sus relaciones económicas. Este esfuerzo no solo buscará aumentar el comercio, sino también reforzar la seguridad económica y nacional, sentando las bases para una colaboración más profunda en el contexto global.
Fuente: WhiteHouse.gov








