Para crear o adquirir una empresa es necesario preparar bien el proyecto, considerando el tiempo que se necesitará para concretarlo, que puede durar desde unas semanas hasta varios meses. Se debe comprobar que los objetivos profesionales están en línea con los objetivos personales y se cuenta con el apoyo de la familia, la formación adecuada, así como las cualificaciones y una situación financiera favorable. También es importante realizar un estudio de mercado, gestiones comerciales, una proyección financiera y una estrategia que permita orientar los esfuerzos hacia los objetivos deseados.
Asimismo, es fundamental evaluar las necesidades financieras con suficiente antelación, y evitar subestimarlas para limitar el endeudamiento. Es necesario apreciar el verdadero valor de la parte no cubierta por las aportaciones personales y estudiar los modos de financiación más adaptados al proyecto. Se deben considerar préstamos de amigos y familiares, préstamos bancarios, apertura de capital, entre otros. También se debe asegurar el inicio de la actividad previendo los desfases de tesorería que inevitablemente se encontrarán. Además, es importante cuidar el plan de financiación y consultar las subvenciones destinadas a las empresas.
Es común que los emprendedores inicien solos, sin ningún apoyo, ni antes ni después de la puesta en marcha de la empresa. Sin embargo, en el ecosistema empresarial en el que se vive actualmente, hay muchas personas dispuestas a brindar apoyo. Es recomendable rodearse de todas las personas que tengan las competencias, las cualificaciones y los recursos necesarios, sobre todo de aquellos que puedan escuchar y animar. Las redes de apoyo están ahí para ayudar a tomar distancia para evaluar objetivamente el proyecto, orientar en la preparación del proyecto y ayudar a elegir el mejor estatuto jurídico, entre otras cosas.
En caso de crear una empresa con varias personas, es esencial que compartan la misma visión del negocio, que los objetivos personales sean compatibles y que la complementariedad oriente de forma natural el papel de cada uno dentro del proyecto. Para crear una empresa exitosa, el equipo debe tener confianza en los demás. Los malentendidos entre socios son una de las causas de fracaso en las nuevas empresas. Por otro lado, es importante dedicar el tiempo necesario a contratar a los futuros empleados y pedir ayuda a un profesional si es necesario.
Disponer de herramientas de control desde el inicio de un negocio permitirá detectar cualquier dificultad en tiempo real y prevenir posibles riesgos de desvío. Los cuadros de mando deben incluir indicadores pertinentes adaptados a la actividad. También es importante no tener un solo cliente o proveedor, ya que romper los vínculos comerciales con uno de ellos puede debilitar la actividad e influir en la supervivencia a largo plazo de la empresa. Es recomendable trabajar con varios proveedores.
Emprender significa surfear sobre las nuevas tendencias, atreverse a tener ideas, probarlas y adaptarse, porque la idea inicial no es necesariamente la que gustará al cliente. Una vez que se haya puesto en marcha la empresa, se tendrá que comparar el rendimiento del negocio con los objetivos que se ha marcado. Identificando las lagunas, se analizarán con la ayuda de un profesional y se tomarán las medidas necesarias para rectificar la situación.
Durante los primeros años de la empresa, se deberá dedicar toda la energía al desarrollo del negocio: encontrar y retener clientes, producir y gestionar. Algunas tareas pueden confiarse fácilmente a proveedores de servicios: recepción telefónica, gestión administrativa y contable, gestión de nóminas, entregas, entre otros. Es importante tener en cuenta que no se podrá realizar todo solo.
En resumen, para crear o adquirir una empresa es necesario preparar bien el proyecto, evaluar las necesidades financieras con suficiente antelación, no quedarse solo buscando apoyo de las redes empresariales, emprender con un equipo de confianza, establecer cuadros de mando, no tener un solo cliente o proveedor, saber cuestionarse en todo momento y no dudar en subcontratar tareas no productivas. Asimismo, es importante estar preparado para cometer errores y estar dispuesto a reorientar el proyecto o aprovechar las oportunidades que se presenten.