La Federación de Baloncesto de Castilla La Mancha ha dado un paso audaz en la lucha contra el comportamiento incívico en los pabellones deportivos. En un esfuerzo por transformar estos espacios en entornos donde la convivencia y el respeto sean la norma, se han implementado medidas que buscan erradicar los gritos y los insultos que, en ocasiones, ensucian el disfrute de un buen partido.
Conscientes de que el baloncesto no solo es un juego, sino también un lugar de encuentro comunitario, la federación ha establecido que cualquier partido puede ser interrumpido o incluso suspendido si desde las gradas se lanzan comentarios despectivos hacia los jugadores, los árbitros o los aficionados rivales. Un enfoque claro y decidido que coincide con la convicción de que el deporte debe ser un espectáculo positivo y enriquecedor.
La normativa recientemente introducida es contundente. Los árbitros tienen la facultad de suspender un partido si se producen insultos o menosprecios de manera constante. Esta medida no solo se aplica a las ligas federativas, sino también en el ámbito del deporte escolar, subrayando la responsabilidad que tiene cada miembro de la comunidad deportiva. Se espera que directivos de clubes, jugadores y aficiones unan sus esfuerzos para que estas decisiones se respeten y se conviertan en parte del comportamiento habitual en los recintos deportivos.
La propuesta de convertir los pabellones en «espacios seguros» emana de una necesidad urgente: garantizar que los menores, quienes son el futuro del deporte, no sean expuestos a un ambiente de hostilidad. Se invita a los clubes y aficionados a involucrarse activamente en este compromiso, luciendo el respeto como estandarte y constituyendo un frente común contra cualquier falta de civismo en las gradas.
El llamado de la federación es claro: es momento de adoptar una postura firme ante los comportamientos que desvirtúan la esencia del deporte. En sus términos, se trata de un esfuerzo colectivo que permitirá vivir el baloncesto en su máxima expresión: como un espectáculo de unidad y pasión donde el respeto sea el jugador más valioso en el campo y en las gradas.
La esperanza es que, con la colaboración de todos, el baloncesto en Castilla La Mancha se erija como un modelo, un ejemplo a seguir dentro y fuera de las canchas. Una esfera donde la competencia se celebre sin menoscabo del respeto al rival, y donde cada partido sea un tributo a la convivencia y la deportividad.
Fuente: Federación de Baloncesto de Castilla-La Mancha