La Segunda Gala de Premios A&U de Castilla-La Mancha Destaca La Arquitectura de la Región
El pasado 6 de junio, en el auditorio del Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha en Cuenca, se llevó a cabo la entrega de los II Premios de Arquitectura y Urbanismo de Castilla-La Mancha. Este evento, organizado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha (COACM) en colaboración con la Junta de Comunidades, ha sido un importante punto de encuentro para resaltar la calidad y la innovación en la arquitectura de la región.
Después de su primera edición en la provincia de Ciudad Real, los premios retornaron este 2024, confirmándose como un encuentro bienal itinerante con el objetivo de celebrar y reconocer la arquitectura de toda Castilla-La Mancha. La decana del COACM, Elena Guijarro, articuló lo que estos premios significan para la comunidad arquitectónica: «Estos premios son nuestros Goya», aludiendo a su importancia en la valoración y promoción de la arquitectura regional tanto a nivel nacional como internacional.
La gala, además de ser un evento de premiación, fue el escenario propicio para reflexionar sobre el papel de la arquitectura en el desarrollo sostenible, la tecnología y el cuidado de otros factores como la eficiencia energética y la accesibilidad. La presidente del CSCAE, Marta Vall-llosera, enfatizó en la importancia de estos reconocimientos para visibilizar el valor que la arquitectura aporta a la sociedad en términos de sostenibilidad y habitabilidad.
Alberto Campo, distinguido por su trayectoria profesional, expresó su aprecio por la generosidad del jurado y enfocó su discurso en la transversalidad de la arquitectura hacia otras artes, mostrando la versatilidad de la profesión.
Los premios fueron otorgados en diversas categorías, desde obra nueva, rehabilitación, hasta urbanismo y paisaje, resaltando proyectos que van desde la integración paisajística a la innovación en espacios de uso público. La «Casa de Campo» en Zafra de Záncara, por Estudio Canobardin, y los agraciados en la categoría de emergentes, como el «CEI Amapola» en Galápagos, subrayan la riqueza y la profundidad del panorama arquitectónico de Castilla-La Mancha.
La gala se enriqueció con el anuncio de una futura exposición que recogerá todas las obras finalistas y ganadoras, y una campaña de relaciones públicas focalizada en dar a conocer en detalle cada uno de los proyectos premiados.
Este evento no solo ha puesto de manifiesto la calidad de la arquitectura presente en Castilla-La Mancha, sino que también ha fortalecido la conciencia sobre la importancia de la arquitectura en el desarrollo regional sostenible, marcando un antes y un después en la valoración del patrimonio arquitectónico con un enfoque renovado y comprometido con su tiempo.