La tensión muscular provocada por el estrés es una afección común que puede manifestarse con síntomas como molestias, dolor y rigidez en las áreas afectadas. Esta condición se asocia frecuentemente con dolores de cabeza, dolores musculares crónicos, contracturas y espasmos musculares. El fisioterapeuta Pablo de la Serna ha observado un creciente número de personas afectadas por trastornos musculoesqueléticos vinculados al estrés.
La vuelta a la rutina tras un período prolongado de descanso suele agravar estos síntomas. Según De la Serna, "la reincorporación a la actividad diaria del trabajo, el colegio y otras actividades puede desencadenar afecciones psíquicas y emocionales como apatía, astenia o falta de concentración, además de estrés." Como consecuencia, pueden aparecer dolores musculares y contracturas, especialmente en aquellos que no han tenido un período de transición adecuado y en personas menores de 45 años.
Las zonas más afectadas por la tensión muscular por estrés incluyen el cuello, los hombros, la parte alta y media de la espalda y la zona lumbar. Además, el dolor puede extenderse a manos y antebrazos, la cabeza —provocando dolores tensionales— e incluso a la mandíbula, dando lugar al bruxismo.
Sin embargo, De la Serna asegura que la vuelta a la rutina no tiene por qué ser una fuente de estrés. Con un enfoque consciente y proactivo, es posible hacer esta transición de manera suave y saludable, evitando las contracturas y mejorando el bienestar general a medio y largo plazo.
Para ayudar en este proceso, De la Serna ofrece una serie de consejos prácticos:
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Planificar con anticipación: Organizar el horario de trabajo y establecer prioridades puede reducir la sensación de estar abrumado y ayudar a mantener el control.
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Incorporar estiramientos en la rutina diaria: Los estiramientos regulares ayudan a mantener la flexibilidad de los músculos y previenen las contracturas, especialmente en el cuello, los hombros y la espalda.
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Mantener una buena postura: Disponer de un lugar de trabajo o estudio ergonómicamente adaptado y tomar descansos frecuentes es clave para evitar tensiones musculares.
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Practicar técnicas de relajación: Incorporar prácticas como la meditación, la respiración profunda o la atención plena puede ayudar a reducir el estrés y la tensión muscular.
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Hacer ejercicio de manera regular: Actividades sencillas como caminar, nadar, practicar pilates o yoga son beneficiosas para mantener los músculos fuertes y flexibles y mejorar el estado de ánimo.
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Mantener una dieta equilibrada y beber agua: Una buena hidratación y una dieta rica en nutrientes son fundamentales para la salud muscular.
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Descansar adecuadamente: Dormir al menos 7 horas cada noche y atender a las señales de fatiga del cuerpo es crucial para la recuperación muscular.
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Utilizar parches de calor: Si ya han aparecido contracturas y dolor de espalda, se recomienda usar parches térmicos terapéuticos que aumentan el flujo sanguíneo y alivian el dolor.
- Consultar a un profesional: Si las contracturas o el dolor muscular son recurrentes, se debe consultar a un fisioterapeuta o a un médico para recibir ejercicios específicos y tratamientos adecuados.
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