Profesionales de la Unidad Esofagogástrica del Servicio de Cirugía General y de la Sección de Radiología Vascular Intervencionista del Servicio de Radiología, ambos de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete, están abordando de forma conjunta las cirugías de cánceres de esófago, con óptimos resultados.
Tal y como han explicado los cirujanos generales Juan Luis Rueda y María Abad, de la Unidad Esofagogástrica que coordina el doctor Servando Usero, la cirugía del cáncer esofagogástrico tiene a nivel mundial, de forma histórica, una elevada morbimortalidad, entre otros factores, por el reto de conseguir «convertir» el estómago en un nuevo esófago y subirlo a la cavidad torácica o al cuello, y que esa reconstrucción llegue con buen riego sanguíneo.
“Uno de los procedimientos que más éxito están consiguiendo en la buena viabilidad de este nuevo esófago es lo que llamamos acondicionamiento de la plastia gástrica”, han resaltado los cirujanos.
Se trata de un procedimiento de varias partes. “Primero los radiólogos hacen una reconstrucción en 3D de las arterias que llevan la sangre al estómago, analizando su recorrido, posibles anomalías anatómicas y permeabilidad. Simplemente esta información nos es de gran ayuda para la cirugía, a la que llegamos con un mapa previo de cómo es la anatomía del paciente”, han especificado los doctores Rueda y Abad.
En un segundo momento, los radiólogos vasculares, unas semanas antes de la cirugía, embolizan las arterias que van a cortar los cirujanos en la intervención posterior, con el objetivo de que el estómago se adapte previamente a «sobrevivir» con menos flujo sanguíneo y estimule la creación de nuevos vasos sanguíneos.
“Esto hace que la nueva plastia gástrica esté muchísimo mejor vascularizada y aumenta las posibilidades de éxito del procedimiento”, han añadido.
Beneficios para los pacientes
Esta planificación conjunta de la cirugía entre cirujanos y radiólogos se realiza en Albacete desde 2018, pero ha sido en el último año cuando, viendo los resultados que obtenían, se ha estandarizado a todos los pacientes a los que se interviene por este tipo de cáncer.
“En otros hospitales este procedimiento conjunto se realiza solo en los casos que deben hacer una esofaguectomía con anastomosis en el cuello, que es la que más riesgo tiene porque hay que subir más el nuevo esófago. Pero al ver el buen resultado que teníamos y la estrecha colaboración con los radiólogos, planteamos hacerlo en todos los pacientes que operamos de esófago”, han puntualizado.
En total, 12 pacientes, ocho en el último año, se han beneficiado de este abordaje multidisciplinar. Entre los beneficios, además de aumentar el éxito de la propia cirugía, los profesionales han observado una mejora en el posoperatorio y unos índices de dehiscencia (abertura espontánea de una sutura realizada en una cirugía) y necrosis de la plastia inferiores a las series mundiales, con resultados similares a las mejores unidades esofagogástricas.
En las mejoras observadas influye, además, la reciente incorporación al comité de tumores de esófago de una endocrinóloga y una dietista.