En Francia, el escenario político se encuentra en un punto de inflexión crucial conforme se acercan las fechas clave del 30 de junio y 7 de julio. Este domingo, los ciudadanos galos acudirán a las urnas en la primera vuelta de unas elecciones legislativas que prometen redefinir el panorama político del país. El adelanto de estos comicios por parte del presidente Emmanuel Macron, en respuesta a la victoria de Agrupación Nacional en las elecciones europeas, pone en juego la renovación de los 577 miembros de la Asamblea Nacional.
El peculiar sistema electoral francés, basado en circunscripciones uninominales, a diferencia del sistema español, otorga un poder enorme al resultado de estas elecciones para conformar el poder legislativo necesario para impulsar las leyes e iniciativas en el país. Macron, con firmeza, ha declarado su intención de resistir en su mandato hasta el próximo ciclo electoral, programado para 2027, sea cual sea el resultado de estas legislativas.
Amiens, la ciudad natal de Macron, simboliza la complejidad de este contexto político, situándose como un escenario donde el centro queda atrapado entre la pugna de la izquierda y la ultraderecha. Este panorama refleja la polarización política a la que se enfrenta Francia, un aspecto que estas elecciones podrían exacerbar aún más.
La Agrupación Nacional, bajo el liderazgo de Marine Le Pen, se presenta a estas elecciones con un impulso considerable tras los resultados en las recientes elecciones europeas. La organización, que ya cuenta con 89 diputados, aspira a convertirse en la primera fuerza de la Asamblea Nacional. Sin embargo, las proyecciones sobre su capacidad para alcanzar una mayoría absoluta se mantienen inciertas. El sistema electoral francés, que permite una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados si no se alcanza una mayoría absoluta en la primera, añade un elemento estratégico a esta carrera.
Las encuestas más actuales, realizadas poco antes de la primera vuelta, sugieren un fuerte crecimiento de Agrupación Nacional, otorgándole entre un 32 y un 37% de los votos. Aún así, las particularidades del sistema electoral hacen que estas proyecciones de escaños sean difíciles de predecir con precisión, presentando una horquilla que oscila entre los 210 y los 305 diputados para este partido.
Por otro lado, el Nuevo Frente Popular y Ensemble, la coalición liberal y centrista liderada por el partido Renaissance de Macron, enfrentan sus propios retos, con proyecciones de voto y escaños que indican una lucha significativa para mantenerse relevantes en este cambiante paisaje político.
Cabe destacar la posición de Les Républicains, cuyos resultados podrían convertirse en decisivos para formar una mayoría en alianza con Agrupación Nacional. Esta posibilidad ha provocado tensiones dentro del partido, pero las recientes declaraciones de Éric Ciotti indican una voluntad de acercamiento a pesar de las controversias internas.
Esta sucesión de elecciones representa un momento definitorio para Francia. La configuración final de la Asamblea Nacional determinará en gran medida la dirección del país en los años venideros, haciéndolas unas de las elecciones más significativas y potencialmente transformadoras de la reciente historia política francesa.
