En un esfuerzo por reforzar la seguridad mineral de Estados Unidos y reducir la dependencia de fuentes externas, el presidente ha anunciado un alivio regulatorio significativo para la industria del cobre. Esta medida, que se desarrolla en el contexto de una creciente preocupación por la capacidad de producción nacional, se dirige a las dos únicas fundiciones de cobre que aún operan en el país, ofreciendo un respiro ante normativas que podrían amenazar su viabilidad.
El cobre, un elemento esencial para sectores clave como la energía, la defensa y la manufactura, juega un papel crucial en la economía moderna. Desde la infraestructura eléctrica hasta los semiconductores, su demanda es indiscutible. El gobierno reconoce que mantener una capacidad de fundición doméstica robusta es vital no solo para la independencia industrial, sino también para la seguridad nacional. En este sentido, la proclamación se produce en respuesta a la nueva regla de la Agencia de Protección Ambiental que impone estrictos límites de emisiones para las fundiciones de cobre, lo que podría poner en riesgo la operación de estas instalaciones.
La regla, conocida como «Copper Rule», ha generado inquietudes por sus exigencias imposibles de cumplir dada la falta de tecnología de control de emisiones que sea viable y rentable. Con una sola fundición ya cerrada y otra en apuros, la administración considera que imponer tales estándares podría llevar a un cierre total de una industria que, aunque pequeña, es fundamental en tiempos de crisis.
Con esta proclamación, se concede una exención de dos años a las fundiciones afectadas, permitiéndoles operar bajo los estándares anteriores a la Copper Rule. Esta decisión ha sido fundamentada en el reconocimiento de que la tecnología necesaria para cumplir con las nuevas regulaciones simplemente no está disponible. Además, se argumenta que es en interés de la seguridad nacional que esta exención se otorgue, asegurando que la capacidad de producción de cobre se mantenga en un momento de creciente globalización y dependencia de recursos.
La falta de alternativas viables ha llevado a la administración a actuar, permitiendo que las instalaciones como la Smelter de Miami en Arizona continúen funcionando sin los nuevos límites restrictivos. Esta es una preocupación compartida no solo en el sector industrial, sino también entre aquellos que ven en la autosuficiencia un pilar fundamental para el futuro del país.
En un clima donde las tensiones geopolíticas y las cadenas de suministro globales son más inestables que nunca, la reactivación de la capacidad de producción de minerales como el cobre es vista como una necesidad inminente. La administración espera que esta medida no solo contribuya a la estabilidad económica, sino que también refuerce la posición de Estados Unidos en una economía mundial cada vez más competitiva.
Fuente: WhiteHouse.gov








