La creciente prevalencia del consumo de tabaco y vapeo entre los jóvenes de entre 14 y 18 años es motivo de alarma para los profesionales de la salud. Según los datos recientes de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), el 12,9% de los jóvenes en este grupo de edad fuma tabaco convencional, mientras que el 6,6% hace uso del vapeo. Este panorama ha impulsado a la Fundación Jiménez Díaz a tomar cartas en el asunto a través de la realización de talleres de prevención del tabaquismo.
Dirigidos a estudiantes de 1º y 2º de la ESO en el Colegio Santa María del Yermo, estos talleres tienen como objetivo concienciar a los jóvenes sobre los peligros asociados al consumo de tabaco y sus derivados, incluido el vapeo. La iniciativa surge en un momento crucial, dado que la edad de inicio en el consumo tradicional de tabaco se sitúa alrededor de los 16 años, mientras que el inicio en el vapeo se adelanta a los 12-14 años.
El doctor Marcel José Rodríguez Guzmán, especialista del Servicio de Neumología de la Fundación Jiménez Díaz, compartió durante la jornada los efectos devastadores que el consumo de tabaco puede tener en el desarrollo pulmonar de los adolescentes. Entre las consecuencias citadas, se incluyen el riesgo incrementado de enfermedades como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o el asma. Además, los vapeadores y el tabaco calentado no están exentos de peligros, pudiendo causar daño endotelial y, en última instancia, afecciones graves como la ateroesclerosis, infartos o ictus.
El doctor Rodríguez también arrojó luz sobre otra preocupación creciente: la influencia de las campañas publicitarias dirigidas por la industria tabacalera hacia los jóvenes. Apunta a un cambio en el patrón de consumo de tabaco en esta población, influenciado notablemente por la publicidad a través de redes sociales y otros medios de comunicación. Este aspecto es crucial, ya que los productos de vapeo, a menudo considerados como opciones menos perjudiciales, en realidad representan riesgos significativos para la salud cardiovascular y pulmonar, y están fuertemente vinculados al desarrollo de tumores cancerígenos.
Más alarmante aún es la evidencia de que el uso de cigarrillos electrónicos entre los adolescentes puede duplicar las posibilidades de que más adelante se inicien en el consumo de cigarrillos convencionales. Contrario a la percepción popular, los vapeadores no solo no ayudan a dejar de fumar, sino que podrían actuar como un puente hacia la adicción a la nicotina y el tabaquismo tradicional.
Ante esta situación, es imperativo el papel de los profesionales sanitarios en la educación y concienciación sobre los riesgos asociados al tabaquismo y el vapeo. La Fundación Jiménez Díaz, mediante iniciativas como estos talleres, apunta a la necesidad de desmitificar las creencias erróneas sobre el vapeo y reforzar la prevención del tabaquismo desde una edad temprana.
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