La transformación de la educación: espacios versátiles y a la medida del siglo XXI
Tradicionalmente, los espacios educativos se creaban para cumplir una única función específica. Sin embargo, en la actualidad, los colegios y otros centros educativos buscan adaptarse a las necesidades cambiantes de sus usuarios. Según Soletat Berbegal, directora de Marca y consejera de Actiu, «las aulas ya no solo son espacios para recibir clases, sino que también se utilizan para trabajar en equipo o desarrollar proyectos. Del mismo modo, los espacios de trabajo también se utilizan para reuniones, formación y trabajo en equipo».
En el ámbito educativo, los antiguos edificios y espacios rígidos de hace 40 años se enfrentan a su obsolescencia y están siendo reemplazados por modelos flexibles y ágiles. Se trata de edificios que enseñan, aprenden y acompañan a sus usuarios en el desarrollo de habilidades y competencias. Hoy en día, estos espacios se adaptan y se ponen al servicio de las diferentes necesidades de sus usuarios.
Los nuevos centros educativos se caracterizan por tener halls de bienvenida que no solo son lugares de acceso, sino que también fomentan un clima social positivo. Estos espacios de acogida son cálidos, confortables y amistosos, y cuentan con una variedad de asientos, diferentes alturas, texturas y colores. Además, se busca que sean fácilmente reconfigurables para permitir zonas colectivas de colaboración y reunión, así como espacios más privados con cabinas, por ejemplo.
Los pasillos, por su parte, ya no son solo zonas de paso, sino que se convierten en espacios de aprendizaje. Mediante la incorporación de sillones, puffs, gradas, mesas de diferentes alturas o paneles pintables, los pasillos amplían su funcionalidad y actividad.
El aula, por su parte, se transforma en un espacio versátil y reconfigurable. Se busca crear distintas zonas de aprendizaje, como áreas de interacción, investigación, desarrollo, intercambio, creación y presentación. El objetivo es dar importancia a la pedagogía y a la integración curricular de la tecnología, creando un entorno amigable e inspirador que facilite el aprendizaje.
Los laboratorios y talleres escolares también se adaptan a los nuevos tiempos. En el aula del siglo XXI, formarán parte de la actividad educativa cotidiana basada en proyectos, retos y problemas. Estos espacios deben ser ágiles y flexibles, con mesas regulables en altura y móviles, elementos pintables y sillas adaptables.
Las nuevas salas de profesores se convierten en una extensión de las propuestas que se plantean en el aula. Estos espacios deben facilitar la colaboración y el trabajo en equipo, al igual que cualquier otro espacio de trabajo. Por lo tanto, es importante que el mobiliario y la distribución del espacio sean amigables y adaptativos para motivar y comprometer a los docentes.
En lo que respecta a las bibliotecas, estas dejan de ser lugares solo para aprender y se convierten en espacios orientados al trabajo colaborativo. La nueva biblioteca ofrece entornos multifuncionales, con zonas de trabajo cooperativo, lectura y concentración, que se pueden adaptar según las necesidades de cada momento. La movilidad del mobiliario, las sillas fáciles de transportar, el soft seating, la conectividad y los espacios de concentración definen estas nuevas bibliotecas.
La cafetería del centro escolar también se transforma en un espacio acogedor y versátil. Además de proporcionar un buen servicio de comidas, el nuevo modelo de cafetería debe tener en cuenta diversas actividades educativas, incluyendo mensajes positivos que motiven y refuercen a los alumnos.
En conclusión, los espacios educativos están experimentando una transformación importante. Los modelos rígidos y especializados están dando paso a espacios versátiles y a la medida del siglo XXI. Estos espacios se adaptan a las necesidades de los usuarios y buscan fomentar la colaboración, la creatividad y el aprendizaje. La transformación de la educación no solo tiene lugar en las aulas, sino también en todos los espacios de los centros educativos.