En una madrugada sombría, Ucrania sufrió un «ataque masivo» ruso que dejó a su paso tres muertes en la ciudad de Dnipró. El presidente Volodímir Zelenski denunció que durante el ataque, Rusia disparó 40 misiles y utilizó alrededor de 580 drones de diversas clases, dirigiendo su fuego hacia infraestructuras esenciales, áreas residenciales y empresas civiles. La devastación fue notable, con un misil impactando en un edificio residencial, lo que resultó en una estela de destrucción y múltiples heridos.
Zelenski enfatizó que estos ataques no representan una necesidad militar, sino una estrategia de intimidar a la población ucraniana y destruir su infraestructura. Ante este flagelo, el mandatario pidió una respuesta internacional contundente y resaltó la urgencia de fortalecer las defensas antiaéreas del país, argumentando que el apoyo internacional es crucial para hacer frente a tales agresiones.
El presidente ucraniano instó a la comunidad internacional a ampliar las sanciones contra Rusia y a unirse en la defensa de Ucrania, dejando claro que cada ataque es un intento deliberado de desestabilizar al país y sembrar temor entre sus ciudadanos. La imagen de Dnipró, marcada por la tragedia, simboliza el sufrimiento que ha dejado el conflicto en la región.
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