Muchos pensábamos que covid-19 ha sido la primera pandemia causada por un coronavirus. Pero, ¿es realmente esto cierto?, ¿ha habido otras pandemias de coronavirus?
En el siglo XX han ocurrido tres pandemias de gripe, todas ellas ocasionadas por un cambio antigénico de cepas de influenza A: la de 1918-19 fue causada por una cepa del tipo H1N1 y causó entre 40-70 millones de muertos; en 1957-58, denominada asiática, por la cepa H2N2 con 1-4 millones de muertos; en 1968-69, denominada de Hong-Kong, por la cepa H3N2 con también 1-4 millones de muertos. En 2009, la pandemia de gripe H1N1 fue menos mortal que las del siglo XX (similar a la de otros virus de la gripe estacionales) y fue resultado de una combinación entre virus de la gripe porcina, aviar y humana.
De la Gripe rusa…
A finales del siglo XIX también hubo una gran pandemia de gripe, la denominada gripe rusa que ocurrió entre 1889-1891. Se inició en San Petersburgo, se diseminó rápidamente por Europa, dando la vuelta al mundo en tan solo cuatro meses.
En 1892, el microbiólogo Richard Pfeiffer, colaborador de Robert Koch, aisló lo que pensó que era el agente causante de la gripe: una bacteria de la nariz de un paciente infectado por la gripe. La llamó Bacillus influenzae, y más tarde se denominó Haemophilus influenzae. Sin embargo, años después se demostró que esta bacteria no era la causa de la gripe.
Por pruebas indirectas, y por su similitud con la pandemia de 1918, se pensaba que aquella pandemia de 1889-1891 fue causada también por el virus de la gripe. Hace años se hicieron algunos estudios de serología que sugerían que aquella pandemia podría haber sido causada por una cepa de influenza A del tipo H3. Pero todos los indicios siempre han sido indirectos. De hecho, el virus de la gripe se aisló por primera vez en 1933. La falta de muestras biológicas de aquella época hace imposible saber a ciencia cierta el origen de aquella pandemia. La causa concreta de la pandemia de 1889-1891 seguía siendo un misterio.
… al Coronavirus ruso
Sin embargo, desde hace unos años, hay resultados que sugieren que en realidad aquella pandemia de gripe de finales del siglo XIX fue causada por un coronavirus y no por el virus de la gripe, en concreto por el HCoV-OC43, un coronavirus que hoy causa un catarro pero que hace más de ciento treinta años fue el origen de una pandemia.
Los coronavirus son virus de animales y causan principalmente enfermedades respiratorias y gastrointestinales: el virus de la diarrea epidémica porcina (PEDV), el de la gastroenteritis transmisible porcina (TGEV), el coronavirus respiratorio canino (CRCoV), el de la peritonitis infecciosa felina (FIPV), el virus de la hepatitis murina (MHV), el virus de la bronquitis infecciosa aviar (IBV), el coronavirus del pavo (TCoV), y los coronavirus equinos (ECoV) y bovinos (BCoV), entre otros.
En la actualidad se conocen siete coronavirus que infectan humanos, cuatro de ellos (HCoV-229E, HCoV-OC43, HCoV-NL63 y HCoV-HKU1) son muy comunes y son responsables, junto con otros virus como los rinovirus, de la mayoría de los resfriados y catarros comunes. Estos coronavirus infectan a todos los grupos de edad y las reinfecciones son comunes. La infección suele ser subclínica y es por lo general leve, pero hay casos más graves en lactantes y ancianos. Los otros tres coronavirus humanos son el MERS, el SARS-CoV-1 y el SARS-CoV-2.
Los coronavirus llevan saltando de unos animales a otros desde hace miles de años. También de animales al ser humano. El HCoV-OC43 humano y el BCoV bovino son muy similares y tienen muchas similitudes a nivel antigénico y genético. El BCoV causa diarreas severas en bovinos recién nacidos. Virus similares al BCoV se han aislado también en otros rumiantes silvestres, en perros y gatos e incluso en aves.
Hace unos años, se secuenció el genoma completo del coronavirus humano HCoV-OC43 y se comparó con el bovino. Se pudo hacer un análisis molecular de ambos virus que sugería un origen zoonótico del HCoV-OC43, es decir, este coronavirus humano habría surgido a partir del BCoV con un ancestro común a ambos virus. Los autores emplearon varios métodos de análisis genéticos y los resultados sugerían que ese salto de una especia a otros podría haber ocurrido alrededor de 1890. Según estos autores, esto apoyaría la hipótesis de que la pandemia de gripe rusa de 1889-1891 fue en realidad causada por el entonces nuevo coronavirus HCoV-OC43 de origen bovino.
Los hechos históricos también apoyan esta hipótesis. En el siglo XIX, las enfermedades respiratorias altamente infecciosas y con una alta tasa de mortalidad afectaron a los rebaños de ganado de todo el mundo. Esto hizo que hubiera campañas masivas de sacrificio de ganado entre 1870 y 1890, exponiendo así a muchos humanos a los animales enfermos.
Además, las condiciones socioeconómicas de aquella época fueron propicias para la extensión de epidemias. Por ejemplo, la población humana británica aumentó de 11 a 21 millones en la primera mitad del siglo XIX, acompañada de un desplazamiento de población del campo a pueblos y ciudades. Alimentar a esa población en crecimiento se convirtió en un problema. Para ello, se vendían animales vivos en los mercados de las ciudades y, como documentan los informes históricos, ganado visiblemente enfermo. De esta manera, muchas personas en áreas densamente pobladas entraron en contacto estrecho con patógenos bovinos, aumentando las posibilidades de infecciones entre especies. Mucha gente muy junta y con muchos animales enfermos cerca: una bomba de relojería.
El estudio de los informes médicos de aquella época, en los que se describen los síntomas clínicos de la gripe rusa, también apoyan esta hipótesis. Los más notables eran las afecciones multisistémicas que afectaban a las vías respiratorias, los síntomas gastrointestinales y neurológicos, incluida la pérdida de la percepción del gusto y el olfato; una prolongada recuperación que recuerda a los casos actuales de covid-19 persistente y las observaciones de trombosis en múltiples órganos, inflamación y afecciones reumáticas. Como en covid-19 y, a diferencia de la gripe, se observaba una mayor mortalidad en personas de edad avanzada, mientras que los niños estaban sólo débilmente afectados. Esta epidemiología y síntomas recuerdan más a la actual pandemia de covid-19 que a la gripe.
Todos estos hechos apoyan la hipótesis de que el coronavirus HCoV-OC43 tuvo su origen en coronavirus bovinos y fue la causa de aquella pandemia respiratoria de finales del siglo XIX. Posteriormente el virus siguió evolucionando hasta que se aisló por primera vez en 1967 de voluntarios de la Unidad de Resfriado Común en Salisbury, Reino Unido.
¿Acabará siendo SARS-CoV-2 uno de esos coronavirus endémicos que causan resfriado común?
No lo sabemos. Si sigue el mismo camino que HCoV-OC43 es posible, pero no sabemos a qué velocidad lo hará. ¿Es ómicron una demostración de que el virus evoluciona hacia un catarro común, es el final de la pandemia? No lo sabemos.
Por una parte, una variante menos virulenta y mucho más transmisible puede acabar infectando a una gran parte de la población. En la medida que haya más gente inmune al virus, porque se haya infectado, se haya vacunado o las dos cosas a la vez, estaremos mejor protegidos. El virus dejará de ser “nuevo” para nuestro sistema inmunitario y, si reduce además su virulencia (infecta más las vías respiratorias superiores que las inferiores), podría ser el camino hacia uno de esos otros coronavirus humanos del resfriado. Pero de momento, covid-19 no es un resfriado. Tendemos a pensar que ómicron es la última variante, el final de un proceso de adaptación, pero no podemos descartar que surjan más variantes. De hecho, es lo más probable, y no tenemos ni idea de hacia dónde evolucionarán.
La llamada gripe rusa de finales del siglo XIX causó alrededor de un millón de muertos. En aquella época la población mundial era de 1.500 millones de habitantes. Haciendo una sencilla extrapolación a la población mundial actual, hoy supondría 5,2 millones de muertos.
Aquella gripe rusa fue la gran pandemia del siglo XIX. Ocurrió en cinco oleadas durante cuatro años: de octubre de 1889 a diciembre de 1890, de mayo a junio de 1891, de noviembre de 1891 a junio de 1892, en primavera de 1893 y en invierno de 1893-1894.
Predecir qué ocurrirá en los próximos años es muy arriesgado. Es evidente que la pandemia de covid-19 irá disminuyendo (no hay mal que dure cien años), pero no sabemos ni cómo ni cuándo. Ojalá siga los pasos de su pariente el HCoV-OC43. De momento, seamos prudentes, pero con un optimismo moderado. Suerte.
Una versión de este artículo fue publicada en el blog del autor, microBIO.
Ignacio López-Goñi no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el original aquí.