Vox ha hecho un llamado a las autoridades de Alcázar de San Juan para que lleven a cabo una investigación «con diligencia» sobre las pintadas que han aparecido en su sede local, argumentando que estos actos podrían constituir un «delito de odio». La formación política considera que este «ataque vandálico» es un reflejo de la «intolerancia y el nerviosismo» de aquellos que se oponen al cambio que representa su agrupación, y que rechazan el debate democrático y la libertad de expresión.
El partido también ha señalado que este incidente coincide con un evento de gran relevancia histórica: la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, un hecho que, según ellos, simboliza los «vientos de cambio» que están atravesando el mundo. Vox manifiesta que este mismo aliento transformador está presente en España, donde su propuesta política continúa consolidándose como un símbolo de esperanza para muchos ciudadanos que anhelan la recuperación de su orgullo, soberanía y valores.
María Jesús Pelayo, portavoz del grupo municipal de Vox y vicepresidenta de la Diputación, se ha pronunciado enérgicamente en contra del ataque. En sus declaraciones, afirmó que Vox representa «la voz de una España valiente», que se niega a doblegarse ante el pensamiento único y la violencia de quienes no toleran la libertad. Pelayo ha instado a todas las fuerzas políticas a condenar estos actos vandálicos, subrayando que atentan contra los principios fundamentales de la democracia.
Asimismo, Pelayo subrayó que estas agresiones no logran amedrentar al partido, sino que, por el contrario, los inspiran a redoblar esfuerzos en su lucha por una España basada en valores y libertad.
