En un clima de creciente tensión económica, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha encendido la mecha de un potencial enfrentamiento comercial al anunciar aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio, una medida que también afectará a la Unión Europea. Esta está lejos de permanecer pasiva ante lo que considera una agresión injustificada. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha sido clara en su advertencia a Washington: estos aranceles no quedarán sin respuesta.
A través de un comunicado, Von der Leyen ha manifestado su profundo lamento por la decisión de Estados Unidos, subrayando los perjudiciales efectos que tales impuestos pueden tener tanto en el tejido empresarial como en los consumidores. En un momento en que los ojos estaban puestos en la cumbre sobre inteligencia artificial organizada por Emmanuel Macron en París, Von der Leyen y JD Vance, vicepresidente de Estados Unidos, tuvieron la oportunidad de encontrarse. Durante este encuentro, Von der Leyen aseguró que la Unión Europea tomaría medidas para proteger sus intereses económicos, junto con sus trabajadores, empresas y consumidores.
La preparación para esta posible crisis no es nueva. Bruselas ha estado trabajando en este escenario durante meses, anticipando los movimientos de Estados Unidos basándose en las declaraciones previas de Trump. Este desarrollo toma lugar en un contexto en el que Trump ya había aplicado similares aranceles a Canadá y México, antes de anunciar el posterior retraso de estas medidas. Sin embargo, la insistencia de Trump en que la UE había sido «muy mala» con Estados Unidos y su promesa de aranceles definitivos a los Veintisiete, mostraban una clara dirección hacia el conflicto.
La reacción de la Unión Europea a la primera ronda de aranceles bajo el mandato de Trump fue imponer aranceles a productos estratégicamente importantes para la economía estadounidense, como el whisky, una medida que ha causado preocupación en dicho sector. Chris Swonger, del Consejo de Bebidas Espirituosas Destiladas de EE.UU., expresó temor ante la posibilidad de que la Unión imponga nuevamente y aumente estos aranceles.
La firmeza mostrada por Von der Leyen refleja la posición de la UE ante lo que considera aranceles arbitrarios o injustificados. Este tema fue central en una reciente reunión de seguridad y defensa entre los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea celebrada en Bruselas. Mientras Macron abogaba por una Europa que debe hacerse respetar y reaccionar de forma decidida, otros líderes como Gitanas Nauseda, presidente de Lituania, sugerían una aproximación más conciliadora, buscando terrenos de entendimiento mutuo con Estados Unidos.
Aunque todavía no puede hablarse de una guerra comercial plena, ambos bloques económicos se encuentran en una posición crucial donde las decisiones futuras podrán marcar de forma profunda el panorama comercial global. Los próximos pasos de la Unión Europea y de los Estados Unidos serán determinantes en cómo se configura esta tensa dinámica y qué consecuencias traerá para el comercio internacional.