Von der Leyen impulsa la consolidación militar de la UE hacia el 2030 para asegurar una presencia creíble en el escenario global

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha manifestado la necesidad urgente por parte de la Unión Europea de desarrollar capacidades militares significativas antes de llegar al año 2030, en un claro esfuerzo por establecer una posición de disuasión creíble frente a Rusia. En un discurso pronunciado en la Real Academia Militar de Dinamarca, ubicada en Copenhague, von der Leyen ha delineado este martes un panorama donde la Unión Europea busca no solo reaccionar a los desafíos globales, sino tomar un papel proactivo en la configuración de su seguridad y defensa.

Este llamado a la acción surge en medio de un contexto en el que Estados Unidos, mediados de febrero, ha mostrado señales de un compromiso menos firme hacia la seguridad euroatlántica, poniendo en relieve la necesidad de que la UE tome una mayor responsabilidad en su propio paraguas de seguridad. La presidenta de la Comisión Europea ha subrayado la idea de que Europa no debe permitir ser dirigida por los acontecimientos, sino más bien estar lista para «tomar las riendas del cambio».

Curiosamente, durante su charla, Von der Leyen ha anunciado que la Comisión Europea está a punto de presentar su «Libro blanco» sobre el futuro de la industria de defensa del continente, un documento destinado a alimentar el debate sobre cómo fortalecer la capacidad defensiva de Europa. Entre las diversas iniciativas propuestas destaca la priorización de la industria europea de defensa sobre las de terceros países, como Estados Unidos, marcando un posible cambio en la estrategia de adquisición y desarrollo de capacidades militares en el continente.

Sin embargo, a pesar de estos anuncios, falta claridad en cuanto a la financiación de estos ambiciosos planes. Por el momento, Ursula von der Leyen se ha mantenido en su propuesta de utilizar 150.000 millones de euros obtenidos mediante deuda conjunta europea para proyectos transfronterizos, aspirando a movilizar alrededor de 650.000 millones de euros en total para reforzar la defensa del continente, aunque sugiere que los fondos restantes deberán provenir de los presupuestos nacionales de los Estados miembros. Esto ha generado cierta especulación sobre si se incluirán nuevos fondos en forma de subsidios, más allá de los créditos favorables ya mencionados.

En su discurso, Von der Leyen ha enfatizado la importancia de no solo cuánto se invierte en defensa, sino también cómo y en qué se invierte. Ha hecho hincapié en que para el año 2030, Europa debería contar con infraestructuras y movilidad militar mejoradas –incluyendo corredores terrestres, aeropuertos y puertos marítimos para el transporte de tropas y equipo militar rápidamente– y ha subrayado la necesidad de invertir en defensa antiaérea, antimisiles, sistemas de artillería, munición y misiles.

Este ambicioso objetivo de «preparación 2030» refleja un compromiso de la UE hacia el fortalecimiento de su postura de defensa, bajo la creencia de que una base industrial de defensa fuerte constituye una ventaja estratégica. A medida que la UE busca adaptarse a los cambiantes paradigmas de seguridad global, el debate sobre la financiación y la implementación de estas capacidades defensivas será, sin duda, un tema de intenso análisis y discusión en los próximos años.

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