La Casa Blanca se vistió de gala para la Navidad de 2025, dando vida a una tradición que combina el arte, la música y el espíritu comunitario. Este año, la primera dama Melania Trump y el presidente Donald J. Trump dieron la bienvenida a un grupo selecto de voluntarios provenientes de diversas partes del país, quienes, con sus manos y corazones, se unieron para crear un ambiente navideño en la residencia presidencial, bajo la temática «El hogar es donde está el corazón».
Durante la semana de Acción de Gracias, un total de 150 decoradores voluntarios, provenientes de 50 estados y 2 territorios, llegaron a Washington, D.C., para transformar la Casa Blanca en un símbolo de festividad y alegría. Este grupo diverso, cuyos miembros tenían entre 19 y 76 años y provenían de distintas profesiones y trayectorias, aportó su tiempo, talento y creatividad para embellecer la emblemática vivienda del pueblo estadounidense. Las decoraciones reflejaron no solo el espíritu navideño, sino también la rica diversidad cultural de la nación.
Por otro lado, más de 25 grupos de profesionales del canto y la música también tuvieron su espacio en esta celebración. Seleccionados de 22 estados, estos artistas, que iban desde solistas hasta grandes coros, ofrecieron actuaciones que llenaron los pasillos de la Casa Blanca con melodías que resonaban con la esencia de las tradiciones musicales de Estados Unidos. Cada uno de ellos convirtió su participación en un momento memorable, dejando una huella imborrable en la historia navideña de la Casa Blanca.
Las comunidades de todo el país han compartido con orgullo sus historias sobre los voluntarios que representaron a sus localidades. En Alabama, una florista de Tuscaloosa fue celebrada por su contribución al espíritu festivo, mientras que en Alaska, un grupo de patriotas adornó el hogar presidencial con decoraciones navideñas tradicionales. Decoradores de California a Michigan, así como músicos de Kentucky a Texas, compartieron la emoción de ser parte de este evento tan significativo.
Las voces de estos voluntarios y sus comunidades se unieron en un eco de agradecimiento y entusiasmo. La ocasión ha servido para resaltar no solo el esfuerzo individual de cada participante, sino también la colaboración y unidad que caracterizan estas festividades. Desde decoradores en Nebraska que ayudaron a engalanar el árbol navideño oficial hasta grupos de canto en Nueva Jersey que se presentaron en el hogar de todos los estadounidenses, cada historia es un recordatorio del poder de la comunidad.
Así, la Casa Blanca no solo se convirtió en un espacio decorado con esmero; se transformó en un vivo retrato de la generosidad y el talento que florecen en todo el país, reafirmando que la Navidad, en su sentido más profundo, es una celebración de lo que compartimos como nación.
Fuente: WhiteHouse.gov

















