En el corazón de la Ciudad de México, el Frontón México revive ecos de un pasado compartido entre España y México, albergando la polémica producción de «Malinche», un musical que reaviva debates sobre la Conquista y la representación de las mujeres en la historia. Este recinto, que fue un hito para la comunidad hispano-mexicana durante el siglo XX, cerró en 1996 y reabrió en 2016, convirtiéndose nuevamente en un espacio cultural significativo. Hoy, se enfrenta a la controversia no solo por su temática, sino también por cuestionamientos sobre la identidad y el feminismo en el contexto actual.
El gobierno de Claudia Sheinbaum ha estado centrando sus esfuerzos en la reivindicación de las poblaciones indígenas, lo que ha hecho aún más delicada la recepción del musical. Mientras se enfatiza el papel de la mujer prehispánica en la narrativa nacional, figuras como la Malinche son analizadas bajo múltiples enfoques, desafiando visiones tradicionales. Adriana Ortiz-Ortega, académica del ITAM, ha expresado que la obra de Nacho Cano reduce la riqueza histórica a un romance superficial, poniendo de relieve una problemática que persiste: la violencia de género y la necesidad de una representación auténtica de las mujeres en la historia.
A pesar de la controversia, el Frontón México se erige como un símbolo de la complejidad de las relaciones entre ambas naciones, donde el pasado y el presente se entrelazan. La obra ha vendido 200,000 entradas desde su estreno, reflejando el interés del público en explorar esta narrativa conflictiva. Simultáneamente, las inversiones de España en México siguen creciendo, consolidando un vínculo que, aunque cargado de tensiones históricas, se mantiene vital en el escenario contemporáneo.
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