En un inesperado giro de eventos para la industria televisiva española, Carlos Latre, el reciente y prometedor fichaje de Telecinco, se despedía del público a través de las cámaras en lo que ha sido una salida poco gloriosa de su último proyecto, «Babylon Show». Pese a iniciar con expectativas altas el pasado 26 de agosto, el programa no ha logrado sostenerse en el competitivo horario de ‘access prime time’, siendo cancelado tras solo 13 emisiones por su incapacidad de mantener una audiencia solvente.
Inicialmente, «Babylon Show» despertó el interés del público, registrando una cuota de pantalla de dos dígitos en su estreno. Sin embargo, este entusiasmo fue efímero, ya que las cifras se desplomaron, enfrentándose a una dura competencia que incluyó a las cinco cadenas principales y logrando apenas un 3,1% de share en sus últimos días. Este desalentador desempeño llevó a Mediaset España a tomar la difícil decisión de poner fin a una de sus grandes apuestas para la nueva temporada televisiva.
«No se pueden pedir estrellas de renombre, decorados espectaculares y humor original si no se respalda con el presupuesto necesario», expresaba Mario Revuelta, director de casting de «Babylon Show», en un desgarrador mensaje a través de su perfil de LinkedIn. Revuelta criticó duramente a Mediaset por las altas expectativas depositadas en el programa pese al inadecuado presupuesto y la falta de paciencia para permitir que el show encontrara su rumbo.
Esta situación no solo refleja las difíciles condiciones bajo las cuales los creativos deben trabajar en la televisión actual, sino también cómo incluso los nombres más prometedores en el negocio pueden enfrentarse a inesperados obstáculos. La cancelación del programa también deja en evidencia la volátil naturaleza de las preferencias del público y el desafío constante que enfrentan los creadores de contenido para mantener a las audiencias enganchadas en un entorno mediático cada vez más diversificado y competitivo.
Revuelta también aprovechó la oportunidad para criticar la actitud negativa y las críticas prematuras recibidas por el show, incluso antes de su estreno, lo que subraya una tendencia preocupante hacia el escepticismo y la hostilidad en la industria. La reflexión final del director de casting resuena como un llamado a reconsiderar las prácticas actuales en la producción televisiva y a buscar un equilibrio más saludable y respetuoso entre las exigencias de la industria y el bienestar de aquellos que trabajan en ella.
Mientras tanto, la salida de «Babylon Show» del prime time de Telecinco marca un capítulo más en la constante lucha por la audiencia en la televisión española, y deja abierta la pregunta sobre qué se necesita realmente para capturar y mantener el interés del público en la era digital.