Visitan Brihuega los nuevos registradores de la propiedad para familiarizarse con el servicio ofrecido en las áreas rurales

Comienza la deliberación del jurado en el caso del asesinato de la empleada de la ONCE en Albacete

Los registradores de la Propiedad, Mercantiles y Bienes Muebles de España han seleccionado el municipio de Brihuega, en Guadalajara, para mostrar a los nuevos aspirantes que acaban de aprobar las oposiciones la similitud que existe entre el servicio prestado en las ciudades y en las localidades rurales, muchas de las cuales se ven amenazadas por la despoblación. Según el decano del Colegio en Castilla-La Mancha, Alfredo Delgado, este servicio es «más agradecido» en los pueblos.

Los registradores se preocupan por la España rural y, por esta razón, decidieron visitar el Registro de la Propiedad de Brihuega, un municipio con apenas 2.000 habitantes, con el objetivo de que los nuevos aspirantes, como el valenciano Pau Cuquerella, número 1 en la última promoción, y la albaceteña Beatriz Belmar, conozcan la «especialidad» del funcionamiento de estos registros.

El decano de los Registradores de Castilla-La Mancha, Alfredo Delgado, afirmó que el servicio público de los registros es a menudo desconocido, pero que tiene una gran importancia y se ofrece con la misma calidad tanto en zonas urbanas como rurales. Después de treinta años como registrador en esta región, Delgado puede decir que «los pueblos castellanomanchegos son muy agradecidos para ejercer la función de registrador porque hay un trato muy cercano».

Con esta visita, los registradores no solo buscaron enfatizar la importancia del servicio en el medio rural, sino también confirmar que se realiza con la misma calidad, y con la ventaja adicional de que al haber menos población y tal vez menos servicios jurídicos en la España rural, la atención es «mucho más personalizada», destacó Delgado.

El decano remarcó que el Registro es voluntario y que cada persona decide si quiere proteger su derecho o no, aunque desde los años ochenta ha habido un auge en el uso de este servicio. Antes, no era común registrar, ya que casi todo el mundo sabía en los pueblos de quién era cada finca, pero la mecanización y el éxodo rural han hecho que acudir al Registro sea la única forma de conocer la propiedad de una finca heredada.

A partir del año 2000, prácticamente todo el mundo ha comenzado a inscribirlas en el Registro «porque le damos una garantía que de otra manera no tienen», reconoció Delgado. Los castellanomanchegos son los primeros en proteger su patrimonio de esta manera, agregó.

En Castilla-La Mancha hay 60 registros, de los cuales 14 están ubicados en zonas de extrema despoblación, y en Guadalajara hay una decena.

Antes de la digitalización, que tuvo lugar entre los años 2001 y 2005, los registros se llevaban a cabo manualmente, en libros como los que se pueden ver en el Registro de la Propiedad de Brihuega. Actualmente, todos los tomos de los 1.100 registros de España están digitalizados.

Durante esta jornada formativa, también estuvieron presentes el director de Relaciones Institucionales del Colegio de Registradores de España, Sebastián Del Rey, y el registrador de Brihuega, Manuel Osborne, encargado de explicar a los aspirantes la gestión del Registro.

Cuando se les preguntó sobre el papel que desempeñan en los casos de ocupación de viviendas, Del Rey indicó que siempre han colaborado con la Fiscalía para que estas situaciones sean lo más breves posible. La certificación del Registro es una forma rápida de obtener una prueba en el procedimiento para determinar quién es el titular de una finca.

Según Del Rey, obtener esta certificación no solo sirve para identificar la propiedad de una vivienda, sino que también es útil en casos de impago por parte de un arrendatario. Además, resaltó que el servicio ofrecido en el Registro es «idéntico» tanto en el medio rural como en las ciudades.

Por su parte, Pau Cuquerella, el número 1 en las oposiciones, no sabe dónde trabajará en el futuro, pero después de visitar el Registro de Brihuega, afirmó que no ha observado ninguna diferencia significativa en comparación con el servicio que se ofrece en la ciudad, sino que ha constatado que la digitalización también ha llegado a estos pueblos.

Cuquerella estudió unas diez horas al día, seis días a la semana, para obtener la máxima puntuación en las oposiciones. Aunque no tiene claro dónde trabajará, aseguró que no le importaría en absoluto que fuese en un Registro rural, ya que considera que el contacto con el ciudadano es fundamental.

«El Registro es una seguridad preventiva y la justicia antes de la justicia. Todo ciudadano merece justicia, ya sea en el pueblo o en la ciudad», enfatizó.

Aunque él es el número 1, Beatriz Belmar, natural de Albacete, también logró aprobar en dos años y se convirtió en la registradora más joven de España en la última promoción.

– patrocinadores –

Síguenos en redes

Noticias destacadas

– patrocinadores –

Scroll al inicio