Una experta de la UNESCO señala la importancia de que cada establecimiento educativo cuente “con una política escolar que nombre la violencia basada en el género”. Sus declaraciones responden a un nuevo informe que estudia la desigualdad de género en los colegios chilenos, tanto en adultos como jóvenes, así como las prácticas de abuso, acoso y violencia de género.
La educación sexual y de género trata de ayudar a que las personas obtengan los datos y herramientas que necesitan para tomar decisiones informadas a la hora de manejar sus relaciones. Pero esta enseñanza no radica solamente en temas como la reproducción o las enfermedades de transmisión sexual.
Una investigación realizada en Chile señala que, en los establecimientos observados, esta educación no pone sobre la mesa la importancia de los derechos sexuales y reproductivos, la comprensión de la sexualidad ni las inquietudes de los estudiantes.
“Si no se nombra, no existe y si no existe no podemos hacer nada para desnaturalizar estas situaciones”, señaló Mary Guinn Delaney, asesora regional de educación en salud y VIH de la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura en Santiago.
Estas carencias favorecen la discriminación por motivos de género y, como consecuencia, al abuso, el acoso y la violencia de género. De hecho, las cifras indican que el 24,7 % del alumnado ha recibido una o más formas de violencia sexual en el interior de los establecimientos y el 34,4 % ha sido discriminado en la escuela como resultado de los estereotipos de género.
“Al no hablar de estos temas, al no analizarlos ni visibilizarlos, nos quedamos sin instrumentos, sin capacidades y sin las herramientas para abordarlos”, añadió la experta.
Esta agresividad afecta sobre todo a los homosexuales, transexuales y a las mujeres estudiantes, sobre los que se ejerce cuatro veces más presión para que se ajusten a los estereotipos convencionales.
Colegio públicos o privados, urbanos o rurales
El informe señala que existen diferencias notables entre los establecimientos de dependencia municipal, los centros particulares privados y subvencionados. Si bien todos poseen grados de violencias de género, la situación más preocupante es la de los primeros, que destacan por presentar un mayor nivel de conflictividad y un menor número de medidas para afrontar la situación.
De hecho, la pesquisa indica que el 30 % de los estudiantes municipales dice no haber recibido educación sexual, en comparación con el 20,2% del alumnado de colegios subvencionados y el 14% de establecimientos escolares privados.
Esto está relacionado a su vez con la clase social. El 86,6% de los centros municipales se compone de gente con un perfil socioeconómico medio-bajo, y es en estos lugares donde se da el 63,7 % de los casos de discriminación y violencia.
Al mismo tiempo, se identificó una brecha entre establecimientos educacionales urbanos y rurales. Según el estudio, los estereotipos de género conservadores predominan en el alumnado de estos últimos.
Respuesta del profesorado
El informe concluye una de las causas de la discriminación y la violencia es la falta de atención por parte del mundo adulto. Según los estudiantes, los profesores apenas prestan atención a las denuncias. Esto, lejos de prevenir los abusos, los fomenta, ya que supone aceptar estas conductas como apropiadas.
De hecho, el informe establece que las autoridades del establecimiento aparecen como los principales actores de dicha discriminación.
Según las cifras, de cada diez jóvenes, tres no acuden a nadie para pedir ayuda y en el caso que hayan recurrido, el 36,6 % de ellos dice que no se tomaron medidas concretas por parte de las autoridades de los establecimientos escolares.
Soluciones
“Violencias de género: otra mirada a la brecha escolar” fue financiado por el Fondo Nacional de Seguridad Pública 2016 del Ministerio del Interior de Chile y ejecutado por la Fundación Semilla entre 2016 y 2017.
El estudio propone un índice de vulnerabilidad para estudiar la violencia de género en los centros, el cual fue aplicado en las seis escuelas analizadas. También puede servir, por ejemplo, para dar a las familias y autoridades una idea del ambiente escolar y orientar a quienes deseen incorporarse a dichas comunidades educativas.
La experta de la UNESCO señaló que la Educación Integral en Sexualidad constituye una herramienta fundamental para construir y fortalecer relaciones respetuosas dentro de la comunidad educativa y detalló, además, parte del trabajo de la Organización respecto a la violencia escolar basada en género, destacando las nuevas Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad: un enfoque basado en evidencia.
Fuente: https://news.un.org