El consejero de Sanidad del Gobierno de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández Sanz, ha avanzado algunos de los retos en el corto y medio plazo del sistema sanitario de la Comunidad Autónoma, poniendo por delante la necesidad de avanzar en estrategias de prevención y atención a la salud mental, mejorar la sostenibilidad y apuntalar la atención sociosanitaria para atender el mayor envejecimiento de la población y las enfermedades crónicas, que actualmente suponen el 82% del total de las atenciones médicas, según sus datos.
Durante un desayuno informativo en Toledo, Fernández Sanz ha hablado del modelo en el que trabaja Castilla-La Mancha, recordando la dispersión de la Comunidad Autónoma y los problemas de despoblación, lo cual implica muchas dificultades para prestar los servicios públicos.
El objetivo de la región es «convertir la sanidad en salud» y «enfermar menos para curar menos», y tras veinte años con las competencias sanitarias, ahora el trabajo irá encaminado a ese extremo, pasando por mejorar ámbitos de vida, que son «los culpables de las enfermedades crónicas».
Este «reto» para los próximos años radica en que las enfermedades crónicas representan casi el 82% del total de consultas de Atención Primaria, lo que supone tener que centrar el tiro en este ámbito.
PREVENCIÓN Y ATENCIÓN A LA CRONICIDAD
Prevenir enfermedades es otra de las estrategias sanitarias que quiere abanderar Jesús Fernández Sanz, punto en el que ha citado la Ley Antitabaco, que en el corto plazo va a redundar en mejores estadísticas. Otro objetivo es la sostenibilidad, para lo cual «es importante cualquier cosa que se pueda hacer por la salud».
«Si somos capaces de enfermar menos y tener que curar menos, podremos dedicar el presupuesto a prevención», ha señalado Fernández Sanz.
El espacio sociosanitario estará «mucho más presente en el futuro» ante el mayor envejecimiento de la población, ya que el hecho de que se viva más años y que sea en los últimos años de la vida en los que más se recurre a los servicios sanitarios es uno de los puntos a tener en cuenta a la hora de diseñar la atención sanitaria de los próximos ejercicios.
El último reto de la sanidad castellanomanchega es avanzar en salud mental, y aunque considera que en la región «se ha ido por delante» por trabajar con objetivos «diferenciadores» que en el resto de prestación sanitaria, aún quedan «ámbitos de mejora», sobre todo en las personas jóvenes, algo que se ha detectado a raíz de la pandemia.