El Gobierno de Venezuela ha comunicado su decisión de retirar el beneplácito al Gobierno de Brasil como encargado de las funciones diplomáticas de Argentina en su territorio, una medida sin precedentes motivada por acusaciones serias contra la misión argentina en Caracas. Según las autoridades venezolanas, se han realizado actividades de planeación de «actividades terroristas» y «intentos de magnicidio» contra altos cargos del país, incluidos el presidente Nicolás Maduro y la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, desde las instalaciones de la embajada argentina.
Esta acusación ha surgido en un contexto en el que el partido opositor Vente Venezuela denunció un aumento de la presencia de las fuerzas de seguridad venezolanas alrededor de la sede diplomática. Seis líderes del partido, acogidos por el Gobierno de Javier Milei desde fines de marzo, han sido mencionados en el anuncio, sugiriendo un ambiente de creciente tensión política y diplomática.
La revocación del estatus de Brasil ocurrió de manera inmediata, afectando así la custodia de los bienes y archivos de la misión argentina en Caracas, un procedimiento que usualmente se gestiona bajo estrictos convenios internacionales. A pesar de la gravedad de las acusaciones, el Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño recordó que seguía siendo el representante de los intereses de Argentina en Venezuela, subrayando la continuidad de su misión a pesar de los recientes desarrollos.
El giro diplomático ha suscitado una respuesta internacional, con varios países latinoamericanos, entre ellos Chile, Uruguay, Paraguay, Panamá y Costa Rica, condenando la acción de Venezuela. Estas naciones expresaron su preocupación y rechazo a la decisión, calificándola de violación a las normas internacionales que rigen las relaciones diplomáticas y consulares, basándose en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 y la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963.
Este incidente no solo refleja la creciente polarización política y la profundización de la crisis diplomática en Venezuela, sino que también plantea interrogantes sobre el respeto a los acuerdos internacionales que protegen las misiones diplomáticas. La comunidad internacional se encuentra ahora ante el desafío de responder a esta crisis, en un esfuerzo por preservar la estabilidad regional y el orden internacional basado en reglas.