En un movimiento judicial sin precedentes en las relaciones entre Venezuela y Argentina, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, ha sacudido el tablero político internacional al anunciar la emisión de órdenes de captura contra figuras claves del gobierno argentino, incluyendo al presidente Javier Milei, su hermana Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Este anuncio, que se deriva de lo que el fiscal venezolano califica como el «robo» de un avión venezolano-iraní en Buenos Aires durante 2022, ha exacerbado las ya tensas relaciones entre ambos países.
Este episodio remonta al año pasado, cuando un avión perteneciente a la empresa Emtrasur, una filial de la aerolínea estatal venezolana Conviasa, quedó retenido en territorio argentino, siendo posteriormente enviado a los Estados Unidos este año. Los detalles en torno a esta retención y el posterior traslado del avión han permanecido envueltos en misterio y controversia, atrayendo la atención y el escrutinio internacional.
Durante una conferencia de prensa, Saab expresó su postura al afirmar que «Milei se ha convertido en un peligro brutal para todo el hemisferio», refiriéndose a acciones específicas del gobierno de Milei que, según él, atacan los principios democráticos y la soberanía venezolana. El fiscal general también destacó que, más allá de este incidente, sus oficinas estarían investigando presuntos crímenes de lesa humanidad en Argentina relacionados con la represión de manifestaciones antigubernamentales.
La respuesta del gobierno argentino no se hizo esperar, manifestando su repudio frente a las acciones legales iniciadas por Venezuela. A través de un comunicado en la red social X, el Ministerio de Exteriores argentino defendió la independencia judicial del país y rechazó cualquier tipo de injerencia en sus asuntos internos, haciendo énfasis en la separación de poderes como pilar fundamental de su democracia, en clara contraposición a las prácticas gubernamentales venezolanas según su perspectiva.
Esta situación eleva a nuevos niveles la tensión entre Venezuela y Argentina, situando el incidente del avión de Emtrasur como eje central de un conflicto diplomático más amplio que resalta las divergencias ideológicas y políticas entre ambos gobiernos. A medida que este episodio continúe desarrollándose, la comunidad internacional estará atenta a las implicaciones y posibles repercusiones que pueda tener para la estabilidad política y la cooperación regional en América Latina.
