Varios agentes de la Guardia Civil han declarado ante el juez que J.E.M., acusado de asesinar a su pareja en Tarancón, se presentó en el puesto de la benemérita con una actitud tranquila al confesar el crimen. Según el relato de uno de los agentes, el acusado se acercó para informar que había matado a su mujer y que había desechado el cuchillo en una papelera en un parque de la localidad.
Durante las investigaciones, se tomó en cuenta el testimonio de una vecina que a las 7:00 horas escuchó una discusión en el domicilio de la pareja. Aunque al principio no le dio importancia, ya que pensó que se trataba de un conflicto habitual entre los niños, más tarde continuó oyendo ruidos hasta que, a las 8:20, el silencio se adueñó de la situación. Al asomarse, vio salir a J.E.M., quien al intentar abrir la puerta le dio una patada para cerrarla antes de abandonar el lugar.
La investigación también se centró en las comunicaciones del acusado, donde se hallaron mensajes en los que reconoce a su madre que había puesto fin a su relación y solicita cambiar de teléfono para evitar que la familia se comunique con su pareja. En uno de estos mensajes, la madre le reprocha haber dejado en paz a la mujer. Otros mensajes, enviados a su hermana, incluyen una confesión en la que J.E.M. admite haber matado a su pareja y anticipa que podría pasar entre cinco y seis años en prisión.
La policía también tomó nota de las fotografías almacenadas en el teléfono del acusado, donde se apreciaban imágenes de la mujer fallecida antes de ser cubierta con una colcha, la misma en la que fue hallada por los agentes que respondieron al crimen. Además, se encontraron vídeos en YouTube en los que el acusado expresa su convicción de que su mujer estaba en connivencia con la policía y que esta pretendía asesinarlo; grabaciones que datan de un periodo en el que la víctima contaba con una orden de protección.
Durante su comparecencia, el agente encargado de la instrucción del crimen describió cómo J.E.M. llegó al puesto sin signos visibles de lesiones y no solicitó atención médica, además de no parecer afectado por alcohol o drogas. El testigo relató que, aunque no se puede confirmar que los niños presenciaran el crimen directamente, uno de ellos tenía manchas de sangre al haber estado cerca del cuerpo de su madre en el momento de los hechos.
Otra declaración fue la de un policía que se encargó del atestado, quien indicó que el acusado mostraba una particular convicción sobre la persecución que sufría, asegurando que su pareja había ordenado su muerte, pero siempre manteniendo la calma. Por último, un tercer guardia civil refirió que, al hablar con J.E.M., solo se mostraba preocupado por sus hijos.
La primera sesión del juicio se está llevando a cabo en la Audiencia Provincial de Cuenca, donde se han presentado los detalles de la escena del crimen, específicamente en el salón de la vivienda, que se encontraba a pocos metros del dormitorio de los niños.