Este miércoles 2 de julio Valle salvaje llega a su capítulo 200, un número redondo que deja de ser una simple celebración. Lo hace en el episodio donde se producen revelaciones explosivas, intrigas palaciegas y una desaparición que cambiará el rumbo de la historia. Lo que se inicia como una fiesta se convierte en una pesadilla cuando desaparece sin dejar rastro Pedrito, el hermano menor de Adriana y Bárbara.
LA DESAPARICIÓN DE PEDRITO
Valle Salvaje no es un sitio apto para inocentes. La repentina desaparición de Pedro lo deja meridianamente claro. Justo cuando los comensales hacen cristal para brindar por la buena salud de la familia Miramar, cualquiera puede aprovechar el bullicio general para propiciar un acto que nadie se pudo imaginar. Es Leonardo, como siempre, muy afilado, el primero en acusar a su propio padre: el marqués, habría, orquestado todo para llevárselo.
El problema sería que el marqués deseaba convertirlo en un heredero legítimo, alejándolo de sus hermanas y reescribiendo su destino. Pero no todos pueden estar completamente convencidos de que las intenciones del marqués tengan ese caracter noble. Hay quienes desconfían de que incluso Pedro no es más que un peón en un juego mucho más peligroso que especula con poder y sangre mezcladas con traiciones del pasado.
En ese momento, con la angustia desbordada, una pregunta queda en el aire: ¿quién más mueve fichas en este tablero? La corte, con sus intrincadas convenciones y convenios ocultos, puede tener la respuesta. Las teorías más oscuras incitan a pensar en un viejo odio entre el marqués y nosotros. ¿Acaso el marqués no podrá estar empleando a Pedrito como moneda de cambio en pos de una venganza larga y olvidada?
O, aún peor, ¿existe un oponente más fuerte que él que está manejando los hilos desde la oscuridad? Lo claro es que el tiempo sucede en contra de Adriana y Bárbara, y que cada minuto que transcurre aleja más a su hermano de su encuentro o de su presencia. En el Valle, incluso los actos de amor lo son, pero suelen ser una condena disfrazada de amor.
UN REINADO DE AMENAZAS

La ascensión de Bernardo a duque de Miramar tendría que haber sido un instante glorioso para él, pero el nombre de Pedrito en Valle Salvaje no hace más que cubrirlo con una sombra. Una vez conseguido el ducal, él y Mercedes ya se están preparando para afincarse en la Casa Pequeña, un paso que Alejo llega a poner en conocimiento de Luisa con todas las cautelas posibles.
Para la joven no se trata solamente de un determinado protocolo, se trata de la amenaza, de una sustanciación de su secretismo, y sobre todo de la confirmación de su amenaza. Ahora, quien hace tesitura de la balanza entre lealtad y supervivencia es la palabra en la que desembocan los diálogos. Bernardo y Mercedes intentan dejar clara su soberanía, pero llegan a aflorar reminiscencias de un pasado en la conversación más inusitada de todos los que se producen: Felipe.
¿Es únicamente el nombre de un compañero que suena al azar? ¿O es un nombre que conecta una traición que lleva al asombro, pero a un nuevo riesgo? Ahora el público también deberá estar inquieto, Valle Salvaje no es un lugar donde hay detalles atendibles. Sobre todo ella, que parece andar sobre una mina. Su nuevo rol, le obliga a muy sutil diplomacia, pero ¿y cuando descubra que algunos secretos pueden hacer soñar a su matrimonio antes de ser declarado?
Y Luisa, juega sus propias cartas en secreto porque en este juego de tronos hasta las criadas tienen su peso. El episodio 200 no sólo cambia el mapa de alianzas, sino que indica que no hay nadie a salvo, absolutamente nadie incluso los nuevos reyes.
SECRETOS Y PACTOS EN VALLE SALVAJE

La repentina alusión a Felipe en Valle Salvaje a raíz de la reunión entre Victoria, José Luis, Bernardo y Mercedes no es un simple guiño ni una mera broma. Se hace referencia a algunos pactos que se hicieron secretos en la penumbra, pactos que ahora, con la desaparición de Pedrito y el marqués tirando de los hilos, quedan expuestos.
Adriana y Rafael tienen un secreto que puede cambiar la relación de las fuerzas; Leonardo oscila entre la lealtad a su familia y la sospecha de que su padre no es más que un villano más complejo de lo que parece. ¿Está el marqués en verdad interesado en educar a Pedrito como sucesor, o hay una venganza personal de por medio? La respuesta puede estar en los archivos olvidados de la corte… o en la traición que vendrá.
El nombre de Felipe no es casual: es la certeza de que el pasado regresará una vez más. ¿Fue su muerte un accidente, o hay quien sabe más de lo que dice? Y lo más inquietante: si el marqués mueve los hilos, ¿cuántas vidas más se entonces pierden por alcanzar ese objetivo? El capítulo 200 no responde a preguntas, sino que siembra las semillas de una tempestad que arrasará todo el Valle. Porque aquí los muertos tienen mucho que decir.