El uso de pantallas en menores: un desafío para padres y educadores

En la era digital, una de las mayores preocupaciones de los padres y madres es el uso de las pantallas por parte de sus hijos. Cada vez es más común ver a niños pequeños con un teléfono móvil en la mano, una práctica que, según advierten los expertos, podría tener graves consecuencias para su desarrollo.

Lejos de demonizar la tecnología, que también ofrece ventajas, el debate se centra en cómo gestionar adecuadamente su uso. Las pantallas, cuando se utilizan de manera controlada, pueden proporcionar beneficios como el acceso a información y el desarrollo de ciertas habilidades. Sin embargo, su uso sin supervisión adecuada puede acarrear serios problemas para los menores.

Los peligros del uso excesivo de pantallas

Entre los riesgos más comunes asociados al uso desmedido de dispositivos electrónicos por parte de los niños y adolescentes, destacan los siguientes:

  1. Ansiedad y estrés: El tiempo prolongado frente a las pantallas, especialmente en redes sociales, puede generar estrés. Los jóvenes, al estar expuestos constantemente a contenidos que les exigen estar conectados o al tanto de las novedades, pueden experimentar ansiedad por la comparación con otros o por no cumplir con estándares sociales poco realistas.
  2. Trastornos alimenticios: El ideal de belleza y las presiones sociales que se promueven en internet, especialmente en redes sociales, pueden influir negativamente en la autoimagen de los menores, incrementando la posibilidad de desarrollar trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia.
  3. Baja autoestima: Los jóvenes que pasan mucho tiempo en redes sociales pueden desarrollar una autoestima basada en la comparación. Al ver constantemente las vidas «perfectas» de otros, pueden llegar a sentirse insuficientes o frustrados con su propia realidad.
  4. Adicción: El acceso ilimitado a dispositivos electrónicos puede generar una dependencia psicológica o incluso adicción. Los niños, al no tener control sobre el tiempo que pasan frente a una pantalla, pueden dejar de lado actividades importantes para su desarrollo, como el juego al aire libre, la lectura o la interacción social en persona.

Medidas preventivas desde la escuela y el hogar

Para enfrentar estos desafíos, los expertos sugieren que el primer paso debe tomarse en las instituciones educativas. Reducir o eliminar el uso de teléfonos móviles en espacios de socialización, como los patios escolares, y limitar el acceso a pantallas en la educación primaria son algunas de las estrategias recomendadas.

Pero la responsabilidad no solo recae en las escuelas; en el hogar, los padres juegan un papel fundamental. Los especialistas aconsejan evitar la entrega de un teléfono móvil a los hijos menores de 12 años, y en algunos casos, incluso hasta los 16. Además, es esencial entender que proporcionar un dispositivo no es lo mismo que dar acceso a las redes sociales, lo cual debe considerarse cuidadosamente en función de la madurez del menor.

Consejos prácticos para padres

  1. Retrasar el acceso al móvil y a las redes sociales: Aunque la presión social pueda influir, es fundamental recordar que un niño no necesita un móvil para desarrollarse adecuadamente. De igual forma, el acceso a redes sociales puede posponerse hasta que el menor tenga la capacidad de manejar los riesgos que estas implican.
  2. Fomentar actividades alternativas: Es importante que los padres promuevan actividades que no involucren pantallas, como la lectura, el deporte, el arte o los juegos al aire libre. Estas actividades ayudan a los niños a desarrollar habilidades importantes y a desconectarse del mundo digital.
  3. Establecer límites claros: Los padres deben establecer normas claras sobre el uso de las pantallas en casa, como tiempos específicos para el uso de dispositivos y horarios libres de pantallas, como las comidas o antes de dormir.
  4. Ser un ejemplo a seguir: Los niños tienden a imitar el comportamiento de los adultos. Por eso, es fundamental que los padres también regulen su propio uso de la tecnología y se esfuercen por pasar tiempo de calidad con sus hijos sin pantallas de por medio.

La clave: el equilibrio entre tecnología y realidad

En un mundo cada vez más digitalizado, es fundamental encontrar un equilibrio entre la tecnología y la realidad. Guiar a los menores en el uso responsable de los dispositivos electrónicos es esencial para su bienestar emocional y mental. Al proporcionarles las herramientas necesarias para gestionar su tiempo frente a las pantallas, los padres no solo les enseñan a disfrutar de las ventajas de la tecnología, sino también a reconocer sus límites.

La tecnología puede ser una gran aliada en el desarrollo de los niños, pero no debe sustituir las interacciones cara a cara, la creatividad y las experiencias del mundo real. Como siempre, la moderación y el acompañamiento son clave para garantizar que los menores crezcan en un entorno saludable y equilibrado.

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