La utilización de mascarillas para prevenir la influenza, una enfermedad causada principalmente por los virus A y B de la gripe humana, es un tema que ha ganado relevancia en los últimos años. Aunque expertos en salud no recomiendan generalmente el uso de mascarillas en lugares públicos para protegerse de la gripe, sí aconsejan su uso en ciertas circunstancias.
Los expertos señalan que las mascarillas pueden ser útiles para los trabajadores de la salud que están en contacto cercano con personas con gripe. Sin embargo, para el público general, las recomendaciones se centran más en otras medidas preventivas, como la vacunación anual, el lavado frecuente de manos y evitar el contacto con personas enfermas.
En contextos donde no se esté totalmente vacunado contra la COVID-19, se sugiere tomar precauciones adicionales, como el uso de una mascarilla de tela en espacios públicos, para reducir el riesgo de contraer o transmitir el virus.
Cuando una persona está enferma de gripe y necesita salir de casa, se recomienda usar una mascarilla para ayudar a reducir la transmisión de la infección. Es importante destacar que la mejor manera de prevenir la gripe es a través de precauciones básicas, incluyendo la vacunación.
En entornos como residencias universitarias, asilos de ancianos y cuarteles militares, donde el contacto cercano es más frecuente, el riesgo de contagio aumenta significativamente. Los virus de la influenza se transmiten por gotitas en el aire cuando una persona infectada tose, estornuda o habla, y pueden depositarse en superficies como teléfonos o teclados de ordenador.
Para los profesionales de la salud que atienden a pacientes con influenza, las mascarillas quirúrgicas pueden ser una barrera efectiva contra las gotitas respiratorias cargadas de virus. Sin embargo, en la mayoría de los entornos, adoptar medidas preventivas básicas sigue siendo la estrategia más efectiva para protegerse contra la gripe.
Los expertos en salud también han elaborado directrices provisionales sobre el uso de mascarillas para controlar la transmisión de la influenza estacional. Estas directrices se centran en el uso adecuado de las mascarillas en entornos de atención médica y no recomiendan su uso generalizado en entornos no médicos.
En los entornos de atención médica, se recomienda que los pacientes con síntomas de influenza usen mascarillas hasta que sean aislados. Además, se deben tomar precauciones estándar y frente a las gotitas que van por el aire durante la atención de cualquier paciente con un caso presunto o confirmado de influenza estacional.
Para la comunidad general, los expertos aconsejan que las personas sintomáticas cubran su nariz y boca al toser o estornudar, usen pañuelos desechables y practiquen una higiene de manos adecuada. Las personas con influenza deben quedarse en casa hasta que la fiebre y la tos disminuyan para evitar exponer a otros.
En cuanto a las personas asintomáticas, incluyendo aquellas con alto riesgo de complicaciones por la influenza, aún no hay recomendaciones claras sobre el uso de mascarillas en la comunidad. La vacunación anual sigue siendo el método principal para prevenir la influenza.
En resumen, aunque las mascarillas pueden ser útiles en ciertos contextos, especialmente en la atención médica, las estrategias más eficaces para prevenir la gripe incluyen la vacunación, la higiene de manos y evitar el contacto cercano con personas enfermas.