En una era donde la conectividad es esencial para el progreso y el desarrollo, Europa se prepara para abrir una nueva página en su historia de infraestructuras con la construcción de lo que será el túnel sumergido más largo del planeta: el Fehmarnbelt Fixed Link. Este impresionante proyecto, destinado a unir Dinamarca y Alemania, promete revolucionar el transporte entre estos dos países nórdicos, acortando distancias y tiempos de una manera nunca antes vista.
Con 18 kilómetros de longitud, el túnel se extenderá bajo el estrecho de Fehmarn, conectando las localidades de Rødby y Puttgarden, situadas en las islas danesas de Lolland y la alemana Fehmarn, respectivamente. Este colosal proyecto no solo es ambicioso por sus dimensiones sino también por su impacto potencial en la movilidad y economía de la región.
Actualmente, cruzar este estrecho implica un viaje en ferry de aproximadamente 45 minutos. Sin embargo, una vez completado el Fehmarnbelt Fixed Link, el tiempo de tránsito se reducirá drásticamente a solo 10 minutos en coche y 7 minutos en tren, marcando una mejora significativa en la eficiencia del transporte de personas y mercancías entre los dos países.
La estructura del túnel constará de una autopista de dos carriles en cada dirección junto con una vía férrea electrificada, lo que facilitará tanto el tráfico rodado como el ferroviario. La innovación es una constante en la construcción de esta obra, que utilizará módulos prefabricados de hormigón, ensamblados en una zanja excavada en el lecho marino.
Las obras, que ya están en marcha, han visto la instalación de secciones de hormigón gigantescas, cada una de 217 metros de largo y con un peso de 73.000 toneladas. Se estima que el túnel, con una inversión que supera los 7.000 millones de euros, estará operativo en 2029.
Más allá de la mera conexión física, el Fehmarnbelt Fixed Link tiene la promesa de transformar la movilidad en el norte de Europa. El proyecto reducirá el tiempo de viaje en tren entre Hamburgo y Copenhague de casi cinco horas a tan solo dos horas y media. Esta mejora espectacular en los tiempos de tránsito no solo impulsará el turismo sino que también fomentará el intercambio económico y cultural, fortaleciendo los lazos entre Alemania y Dinamarca.
No obstante, el camino hacia la realización de este ambicioso proyecto no ha estado exento de desafíos. Las disputas sobre la financiación y las preocupaciones ambientales han sido algunas de las piedras en el camino. Sin embargo, las autoridades han tomado medidas rigurosas para minimizar el impacto ecológico y asegurar que la construcción y operación futura del túnel sean sostenibles.
El Fehmarnbelt Fixed Link está destinado a convertirse en un elemento disruptivo en el mundo del transporte y la ingeniería europea. Más que un puente físico entre dos naciones, simboliza un puente hacia un futuro donde la conectividad y la eficiencia pueden contribuir significativamente al avance y bienestar de las sociedades.
