El corazón de la Pandorga late en el Museo del Quijote: una serie de conferencias que reivindican nuestra tradición
En una mañana soleada en Ciudad Real, las paredes del Museo del Quijote se convirtieron en testigos de una cita especial que busca revitalizar y poner en valor una de las tradiciones más arraigadas y queridas por los vecinos: la Pandorga. La institución cultural acogió la primera de las conferencias del ciclo dedicado a esta festividad, poniendo en el centro la historia y el legado de la Hermandad de Pandorgos.
El acto contó con la presencia de la concejal de Festejos, Mar Sánchez, quien no quiso perderse un encuentro que une pasado, presente y futuro en torno a la celebración que llena de alegría las calles de Ciudad Real. En esta jornada, los protagonistas fueron los propios Pandorgos de diferentes años, encargados de rememorar su trayectoria y compartir anécdotas que enriquecen nuestra cultura popular.
Francisco Turrillo, Pandorgo en 2015, junto a Julio Sánchez, que representó a la Hermandad en los años 2019 y 2020, y Carlos Lillo, Pandorgo del 2022, participaron en una interesante mesa redonda que recorrió la historia de una hermandad que se ha ido transformando con el tiempo, adaptándose a los cambios pero manteniendo intacto su espíritu festivo y comunitario.
La intención de estas charlas, según expresó la propia edil, es seguir trabajando para lograr que la Pandorga sea declarada Fiesta de Interés Nacional. Un objetivo en el que participan no solo los responsables políticos, sino toda la sociedad, cuyo compromiso y entusiasmo son fundamentales para conseguir ese reconocimiento que sitúa a la celebración en directamente en el mapa cultural y turístico del país.
El ciclo continuará los días 17 y 24 de julio en este mismo escenario, donde además se podrá visitar la exposición “Más que un pañuelo de yerbas”, inaugurada recientemente y que invita a los visitantes a adentrarse en las tradiciones, historias y simbología que envuelven esta festividad tan especial para la ciudad.
La Pandorga no solo es una fiesta, sino un acto de identidad que une generaciones, refuerza los lazos sociales y enriquece nuestro patrimonio cultural. Estos encuentros son una muestra del compromiso de Ciudad Real por mantener viva su historia y transmitirla con pasión a quienes la disfrutan cada año con júbilo y orgullo. Porque, al fin y al cabo, la festividad de la Pandorga late fuerte en el corazón de sus habitantes, y en ello radica su magia y su valor.