“Para poder seguir, a veces que hay que empezar de nuevo”. Con esta reflexión resume Claudio Cuesta cómo le ha cambiado la vida después de que en julio de 2019 sufriera un daño cerebral que le trastocó completamente su existencia de un día para otro, un tiempo en el que ha tenido que comprender y aceptar qué le ha pasado y cómo seguir adelante.
En este camino, Claudio y su entorno familiar han tenido el apoyo del equipo profesional de la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido de Castilla-La Mancha (ADACE CLM) a cuyo Centro en Guadalajara acude para asistir a diversos talleres (estimulación cognitiva, cocina, manualidades, senderismo urbano y club de lectura) además de participar en los grupos de apoyo psicológico a personas afectadas por daño cerebral.
Un trabajo de aprendizaje y superación que Claudio ha querido plasmar en la letra de una canción, compuesta por el mismo, a la que ha incorporado la música un amigo suyo, Fernando Cascajero, y que con el apoyo de la trabajadora social de ADACE CLM, María Picazo, ha grabado para que sirva como explicación de qué supone para una persona el sufrir un daño cerebral que le cambia la vida por completo.
“De repente se hizo de noche, me dormí sin tener sueño” son las primeras estrofas de un tema donde Claudio cuenta como, poco a poco, va comprendiendo qué le ha pasado y narrando las dificultades y apoyos que ha encontrado en su camino y recuperación.
Una canción que desde ADACE CLM hemos utilizado para montar un video reivindicativo con motivo del Día Internacional de las personas con Discapacidad, que se celebra este viernes 3 de diciembre, y que puede verse en nuestro canal de YouTube y en los perfiles de la entidad en redes sociales.
El Daño Cerebral Sobrevenido es una pluridiscapacidad desconocida para una gran parte de la población, pero que representa el 10% del total de personas con discapacidad que hay en España, con 500.000 personas afectadas, 20.000 de ellas en Castilla-La Mancha, la gran mayoría de las cuales sufren dependencia debido a las graves consecuencias y secuelas que provoca.
A ello se une el hecho de que el Daño Cerebral esté catalogado como discapacidad física, a pesar de que las alteraciones de este tipo puedan estar asociadas a otras como trastornos de la comunicación, cognitivos, emocionales o conductuales, uno o varios a la vez, lo que hace imposible a muchas personas afectadas el acceso a recursos residenciales o de atención, acciones formativas o, en algunos casos, oportunidades laborales.