Una película que desafía mitos y explora el fracaso del individualismo

The Brutalist, dirigida por Brady Corbet, nos ofrece la historia de Lászlo Tóth, un arquitecto húngaro y refugiado judío que llega a Estados Unidos en busca de un futuro mejor. Contrario a lo que muchos podrían esperar, la película se adentra en el desmontaje del sueño americano, mostrando las falencias del individualismo y el capitalismo. Adrien Brody da vida al protagonista, con una actuación acompañada brillantemente por Guy Pearce y Felicity Jones, quienes aportan profundidad emocional a la trama.

Un formato audaz que rompe con las reglas del cine comercial

Con una duración de 3 horas y 35 minutos, dividida en diferentes actos y con una pausa intermedia, The Brutalist se aleja de los convencionalismos cinematográficos. Desde su inicio, presenta una crítica visual a través de una representación invertida de la Estatua de la Libertad, marcando el tono de la disconformidad que caracteriza a la película.

Reflexiones sobre “El Manantial” y la lucha contra el sistema

La cinta establece paralelos con El Manantial, aunque se distancia al retratar a su protagonista, Lászlo Tóth, no como un héroe inquebrantable sino como alguien sometido por el sistema. Complementariamente, Felicity Jones, en el papel de la esposa del protagonista, ofrece una perspectiva más humana y tangible en contraste con la gran narrativa heroica. Así, The Brutalist se posiciona como una obra cinematográfica esencial para el debate sobre el individualismo y el sueño americano.

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