El huracán Melissa se ha convertido en una de las tormentas más temibles del siglo XXI, desatando su furia sobre Jamaica con vientos sostenidos que superan los 290 km/h. Su avance casi paralizado de solo 5 km/h está causando estragos, con lluvias torrenciales y marejadas que amenazan a comunidades enteras. Las autoridades jamaicanas han tomado precauciones drásticas, evacuando a miles de personas de zonas costeras y bajas ante lo que podría ser un evento sin precedentes en la historia reciente del Caribe.
El ministro del Interior, Desmond McKenzie, instó a la población a no arriesgarse, mientras el Centro Nacional de Huracanes de EE.UU. advirtió que algunas regiones podrían recibir más de un metro de lluvia. La combinación de su categoría 5 y la extraordinaria lentitud con la que avanza hacen que la tormenta sea especialmente destructiva, con un potencial de acumulación de agua que propicia inundaciones devastadoras y deslizamientos de tierra, tal como se han visto en tormentas anteriores.
Expertos sugieren que el cambio climático está ampliando la amenaza que suponen estos huracanes lentos y muy potentes. Aunque el número de ciclones no necesariamente ha aumentado, su intensidad ha hecho que fenómenos como Melissa representen un mayor riesgo. Las condiciones climáticas actuales favorecen tormentas que no solo impactan por su fuerza inicial, sino también por su prolongada presencia en tierra, dejando consecuencias devastadoras a su paso.
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