Cerca del 75% de los cultivos alimentarios dependen de la polinización, un proceso vital que, según la FAO, tiene un valor económico significativo para la agricultura europea. Sin embargo, las estadísticas son alarmantes: se estima que el 37% de las poblaciones de abejas en Europa están en declive. En España, la situación se agrava, con apicultores como Grit Obst enfrentando un ciclo de vida de las colmenas que rara vez supera el año. La crisis no solo amenaza la producción de miel, sino que pone en jaque la sostenibilidad de cultivos esenciales para la alimentación.
La sequía y las altas temperaturas están afectando notablemente a la flora necesaria para la supervivencia de las abejas, provocando que muchas colmenas mueran. Además, los apicultores deben costear el traslado de sus colonias a regiones más frescas para mantener la producción. En este contexto, la diversificación se convierte en una estrategia indispensable: desde ofrecer talleres hasta comercializar productos derivados de la colmena, los apicultores buscan adaptarse a las nuevas realidades.
En medio de esta crisis, la Unión Europea ha comenzado a implementar medidas para mitigar la situación, como la reducción del uso de plaguicidas y la transparencia en el etiquetado de miel. A pesar de estos esfuerzos, la falta de un enfoque coordinado y la competencia desleal de productos importados continúan desafiando a los apicultores y amenazando el vital papel que juegan las abejas en nuestros ecosistemas y en la producción agrícola.
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