Un fuerte sismo de magnitud 6,7 golpea la costa ecuatoriana causando alarma en la población

El pasado sábado 18 de marzo, se registró un fuerte terremoto de magnitud 6,7 en la escala de Richter, en la costa del Pacífico ecuatoriano. El epicentro del movimiento telúrico se ubicó a 27 kilómetros al sureste del balneario de Mompiche, en la provincia de Esmeraldas.

A pesar de la intensidad del sismo, no hubo daños materiales ni humanos, ya que las autoridades estuvieron en alerta y la población estaba preparada para este tipo de situaciones. Además, se descartó la posibilidad de un tsunami, gracias a la rápida respuesta del Instituto Oceanográfico de la Armada (INOCAR).

Cabe resaltar que Ecuador es un país que se encuentra en una zona sísmica muy activa, que forma parte del llamado Anillo de Fuego del Pacífico. Por ello, las autoridades y la población de este país han aprendido a estar preparados para este tipo de situaciones, lo que se traduce en la capacitación continua para reaccionar ante un eventual desastre natural. En el caso específico de este terremoto, las instituciones públicas y privadas, así como la población, desarrollaron un comportamiento exemplar al seguir las indicaciones emanadas desde la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), y se activaron rápidamente los protocolos necesarios para minimizar los efectos del sismo.

De igual manera, es importante mencionar que desde que Ecuador fue azotado por un terremoto de magnitud 7,8 en abril de 2016, que dejó más de 600 muertos y miles de heridos, el país ha estado trabajando arduamente para prevenir y reducir los riesgos sísmicos. Es por eso que, una vez pasado el sismo, las autoridades recorrieron las zonas costeras para supervisar el estado de las infraestructuras y de los servicios básicos, y confirmar que todo se encontraba en condiciones óptimas para seguir las actividades cotidianas.

Con todo, el terremoto de 6,7 es un recordatorio importante de que las situaciones de emergencia pueden surgir en cualquier momento, incluso en condiciones climáticas ideales como las del sábado último en la costa ecuatoriana, donde hacía sol y el mar estaba muy tranquilo. Por ello, la preparación de las autoridades y la población es fundamental para poder hacer frente a cualquier eventualidad.

En conclusión, la respuesta que se dio ante el sismo del pasado sábado muestra que Ecuador cuenta con una sociedad cada vez más preparada para hacer frente a un evento sísmico, lo cual es fundamental para minimizar los daños y las pérdidas humanas en caso de que un sismo de mayor envergadura afecte su territorio.

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