Un equipo de investigación de la Gerencia del Área Integrada de Guadalajara, perteneciente al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), acaba de publicar el resultado de un trabajo que permite predecir qué pacientes con hepatitis crónica B pueden alcanzar la cura funcional tras la suspensión de su tratamiento.
La revista de primer nivel de Gastroenterología y Farmacología ‘Alimentary, Pharmacology and Therapeutics’ ha publicado un trabajo que plantea un modelo predictivo para seleccionar a aquellos pacientes que podrían suspender sin riesgos su tratamiento por haber restaurado sus células citotóxicas específicas. Hasta ahora, el tratamiento frente a la hepatitis crónica B era de por vida para evitar la reactivación de la infección.
El doctor Juan Ramón Larrubia, especialista del área de Digestivo del Hospital Universitario de Guadalajara, es el investigador principal de este proyecto en el que participa Julia Peña, como primera firmante, y los doctores Joaquín Miquel, Eduardo Sanz-de Villalobos, Henar Calvo, Alejandro González Praetorius y Miguel Torralba, de las áreas de Digestivo, Microbiología y Medicina Interna.
El proyecto ‘Restauración de la función mitocondrial en la población progenitora TCF-1+ CD8+ VHB específica como estrategia para alcanzar la cura funcional en la hepatitis crónica VHB eAg(-)’ ha sido financiado dentro del programa de la Acción Estratégica en Salud del Instituto de Salud Carlos III.
El modelo predictivo que plantea la investigación constituye una buena herramienta para seleccionar aquellos casos en los que existe una alta probabilidad de recuperación de la respuesta que reconoce y ataca a las células infectadas y que, por tanto, podría favorecer el control viral indefinido tras cesar el tratamiento.
Para ello, según ha explicado el doctor Larrubia, en este modelo son determinantes la duración de la infección y del tratamiento; la edad en que se inició el mismo para definir una regla de interrupción; y el nivel de antigenemia viral. Los resultados indican que los casos con alta probabilidad de tener células funcionales y que permitirían retirar el tratamiento serían “pacientes con tratamiento prolongado que lo iniciaron jóvenes, con mayor duración de tratamiento, y en los que el antígeno de superficie del virus de la hepatitis B es bajo”, ha detallado.
Según ha señalado el doctor, “de estos pacientes que tienen más del 90 por ciento de probabilidad de tener restaurada esta respuesta celular citotóxica, la práctica totalidad alcanzaría la cura funcional o el control viral indefinido sin necesidad de tratamiento”.
La retirada del tratamiento implica una serie de ventajas clínicas, ya que a la curación se le añade evitar posibles efectos secundarios asociados a los fármacos, como osteoporosis o insuficiencia renal, y también reporta ventajas a nivel de gestión sanitaria y de índole social. “Muchos de estos pacientes son personas de origen extranjero que tienen menos apoyo social y familiar y, por las características de su trabajo, tienen más dificultades para acudir a consultas para el seguimiento de su enfermedad”, ha explicado el investigador principal.
Próximos pasos de la investigación
Una vez obtenida esta regla de parada, este grupo de Hepatología Traslacional centra sus esfuerzos en recuperar la respuesta celular citotóxica contra el virus en aquellos pacientes que no consiguen alcanzar esta capacidad de manera natural durante el tratamiento. Para ello abogan por estrategias de inmunoterapia basadas en tratamiento con interleuquina-15 y anti PDL1, para devolver a las células dañadas la capacidad de actuar frente a virus y tumores.
La infección por virus de la Hepatitis B (VHB) es un problema de salud pública mundial. Las muertes por cirrosis por hepatitis B han aumentado un 36 por ciento en los últimos 20 años.
Este virus se transmite por contacto con sangre u otros fluidos de una persona infectada y, aunque en la mayoría de los casos la infección aguda se resuelve de forma espontánea pasados unos meses, en el cinco por ciento de los pacientes la infección se cronifica evolucionando a cirrosis y cáncer hepático.
Hasta ahora, el objetivo de las terapias no era la curación sino la supervivencia y la calidad de vida del paciente al prevenir la progresión de la enfermedad y, con ello, la prevención del desarrollo del carcinoma hepatocelular y cirrosis.
En estos momentos, el trabajo de este equipo de investigadores del Área Integrada de Guadalajara se enmarca en la terapia celular, consistente en tratar la enfermedad restaurando los linfocitos con eminente enfoque traslacional, para trasladar estos hallazgos en un futuro próximo a la clínica. Esto es, se trataría de extraer los linfocitos dañados o agotados y se manipularían ‘in vitro’ para repararlos y volverlos a poner al paciente, ya recuperada la capacidad de respuesta de las células frente a virus y tumores.