La tragedia submarina que capturó la atención del mundo en 2023 sigue desarrollándose con nuevas revelaciones, mientras la Guardia Costera de Estados Unidos ha iniciado una detallada investigación sobre el siniestro del sumergible Titán, ocurrido durante una expedición a los restos del Titanic. El desastre, que culminó en la implosión del sumergible, resultó en la pérdida fatal de todas las cinco personas a bordo, incluido Stockton Rush, director ejecutivo de OceanGate, la firma propietaria del Titán.
En una audiencia que ha comenzado este lunes en Carolina del Sur, y que se extenderá por dos semanas, se han empezado a desentrañar los momentos previos a la catástrofe. “Todo bien por aquí”, fueron las tranquilas palabras enviadas desde el Titán, profundamente en el océano Atlántico, en lo que sería uno de sus últimos mensajes antes del trágico final. Este mensaje, revelado por la Guardia Costera, fue enviado al buque de apoyo Polar Prince mientras el sumergible descendía hacia los 3.800 metros de profundidad, donde descansan los restos del Titanic.
La comunicación entre el Titán y la superficie se mantuvo hasta que el sumergible alcanzó los 2.274 metros bajo el nivel del mar, momento en el cual emitió el mensaje sobre el estado positivo a bordo. Sin embargo, el último contacto, un inquietante “arrojar el peso”, vino desde una profundidad de 3.346 metros. Cuatro días después, la exploración y los esfuerzos de rescate hallaron el sumergible destrozado en el lecho marino, confirmado la peor de las tragedias: la implosión había cobrado la vida de los cinco tripulantes.
La indagación sobre las causas del accidente ha sacado a la luz información crucial sobre las operaciones internas de OceanGate. Tony Nissen, exdirector de ingeniería de OceanGate quien testificó primero en la audiencia, arrojó luz sobre las presiones internas que enfrentó por parte de Rush para acelerar los cronogramas de lanzamiento del Titán. Nissen, despedido en 2019, expresó sus preocupaciones respecto a la seguridad y la confianza en el personal de operaciones, revelando que se había negado a pilotar el sumergible en el pasado por estos motivos.
Este trágico evento ha puesto en el foco internacional no solo las operaciones de OceanGate sino también el debate sobre la seguridad y regulaciones de las expediciones submarinas. La comunidad global, aún en duelo por la pérdida de estas vidas, espera ansiosa por respuestas claras y por medidas que prevengan futuros desastres en la exploración de los misterios que yacen en las profundidades del océano.
